Hola, soy Javier, y les voy a contar algo que me pasa con mi hermana. Todo empezó hace seis meses. Tengo 22 años y todavía vivo con mis padres. Tengo dos hermanas: Pamela de 17 años y Sandra 12 años. Su cuerpo todavía es el de una nena, o se ha desarrollado. Resulta que la computadora está en mi habitación, y cuando Sandra quiere navegar por internet tiene que hacerlo después de las 11 de la noche (para no ocupar el teléfono) y a veces yo ya estoy acostado mirando TV. Esas noche, como era verano, yo sólo dormía en calzoncillos y tapado por una sábana.
Una tarde, buscando un libro en la habitación de mis hermana, encuentro lo que parecía ser el diario personal de Sandra. No pude resistirme y leí algunas páginas, cosas sin sentido. Pero en la última hoja leí algo que me dejó boquiabierto, cito textual: «Ayer cuando entré en la pieza de Javier para usar la computadora, lo primero que vi fue su enorme bulto que seguro estaba erecto. No pude dejar de pensar en eso durante todo el rato que estuve en la computadora. Me gustaría poder metérmelo en la boca como lo hacían en la película que vimos el otro día con las chicas. Ojalá algún día pueda». Esto que leí me dejó impactado y comencé a tener fantasías sobre eso. Esa misma noche decidí apagar las luces y hacerme el dormido, boca arriba y con la pija bien parada, además estaba usando un calzoncillo que me quedaba flojo. Llegó Sandra y prendió la computadora. Pasó un rato largo y ya me estaba resignando cuando siento que muy despacio me toca la punta de la pija. Después con más confianza puso su mano completa arriba de mi bulto. El corazón me latía como nunca. Después me empezó a destapar y metió su mano por debajo del calzoncillo. Fue entonces que no pude más, levanté la cabeza y la miré. Ella pegó un salto para atrás y se quedó inmóvil. Yo le dije que me gustaba lo que estaba haciendo, que si quería seguir que siquiera. Tímidamente se acercó y siguió tocándolo mientras lo miraba. Le pregunté si quería chuparlo y con un movimiento de la cabeza me dijo que si. Se acostó entre mis piernas y empezó a cuparlo con lago de torpeza. A veces ella me miraba a los ojos mientras mamaba y eso me volvía loco. Le dije que estaba a punto de eyacular y que me gustaría si se podía tragar todo el semen. No pensé que lo iba a hacer, pero cuando me vino ella lo trago todo. Se levanto y apagó la computadora. Le pregunté si le había gustado y me dijo que mucho, y que el semen era muy rico. Y eso pasó casi todas las noches, con la excusa de que iba a usar la máquina, iba a mi pieza y me pegaba una mamada. A veces durante el día cuando estábamos solos también lo hacíamos. Otras veces yo también chupaba su conchita (todavía sin bellos). Sandra es insaciable.
Hace un mes la convencí para que hagamos el amor. Ella era virgen y como que me exitaba más la idea de desvirgarla. Una noche, ella fue a mi pieza como siempre. Se acostó en la cama y yo la desvestí. Con mucho cuidado y muy despacio empecé a meterle la pija. A ella le dolía, pero seguí igual. Cuando rompí su himen pegó un grito apagado. Así empecé un suave bombeo y llegó un momento en que su cara de dolor se transformó en cara de placer. Acabé dentro de ella mientras la besaba en la boca. Esa noche no pasó nada más. Le he preguntado si lo quiere hacer de vuelta, pero me dice que todavía no. La noche siguiente fue igual a las demás, con mamada.
Compartir la entrada "Mamada nocturna"