Mi nombre es Laura. Soy morena, de 1’69 de altura. Llevo el pelo por los hombros, castaño oscuro. Tengo un cuerpo normalito, quizás debería rebajar un par de kilos. Y 100 de pecho, siempre he estado muy orgullosa de ellos. Bueno, y tras esta pequeña introducción de mi aspecto para que os hagáis una idea de mi, empezaré con el relato.Siempre he fantaseado con ser puta. Así, como suena. Quizás parezca un poco fuerte, pero es así. Nunca lo he hecho porque no me he atrevido a ello. Demasiada vergüenza, demasiado peligroso, demasiados prejuicios. Un día, chateando, un chico me abrió privado con la siguiente frase:-T intresan 500€ por acrtlo knmigo y mi ermano?Al principio le seguí la corriente, todo empezó como una broma, y, bueno… A veces no sé dónde tengo la cabeza. Cada vez me excitaba más la idea, hasta tal punto que acabé por aceptar.Y así llegué a este portal. Quedaba lejos de casa, no conocía el barrio, así que llegué algo tarde. Piqué al timbre de abajo, hecha un manojo de nervios. Una voz masculina me contestó:-¿Quién?Me quedé callada, ¿Y ahora que le respondía?-Soy yo… Eh… LauWest.Aquello sonaba muy raro, pero ni siquiera sabía si aquel chico iba a recordar mi nombre, por lo que le dije mi nick en el chat.Sin decir nada, apretó el botón y la puerta soltó algo así como un quejido grave. Empujé, y entré dentro.Cuarto piso. Mi primera intención era subir por las escaleras, pero lo mejor era no llegar sudando y casi sin aliento, así que tomé el ascensor. Mientras subía, me acicalaba en el espejo. Nunca he sido muy coqueta, es cierto, pero no nos habíamos visto por foto, y no quería desagradarles mucho. Me hice la coleta, para volverla a deshacer, me gusto más con el pelo suelto, y mi novio siempre me dice que me queda mejor así. Me sequé el sudor de la frente. Alisé mi camiseta roja, y, lista. Cuarto piso.Salí del ascensor mirando a ambos lados. Una de las puertas estaba abierta, número 2, esa era.Piqué despacio, con mi puño tembloroso, y una voz, desde el interior, me invitó a entrar.Pasé precavida, a fin de cuentas no conocía a aquella persona.Cerré la puerta tras de mi, y busqué con la mirada la procedencia de aquella voz.-Hola –escuché.Venía del pasillo. Me aproximé, y de las sombras que le otorgaba la oscuridad de la estancia, salió.Era un chico joven. Según él, tenía 25 años. Pelo castaño y algo despeinado, le caía sobre los ojos y no dejaba de apartárselo en un gesto repetitivo. Era más alto que yo (no hace falta mucho para eso), y estaba delgado, quizás un poco de más. Tenía un acento chulesco que no acababa de agradarme.-Mi hermano está en el baño, sale ahora mismo- dijo, acercándose más a mí.-Soy Alex, encantado –prosiguió.-Yo soy Laura –contesté educada, quitándome el bolso y dejándolo en el suelo.Una puerta se abrió y se cerró de golpe, de nuevo, del pasillo apareció alguien.-Hola –dijo- soy Victor.Víctor era más joven, tenía 23 años, y más coqueto. Acababa de salir de la ducha, e iba sin camiseta. Su torso estaba aún húmedo. La imagen de mi misma lamiendo aquel torso mojado me vino a la cabeza.Me miraban de arriba abajo, no parecía disgustarles por lo menos, así que me sentí algo aliviada.-Siéntate –me dijo Alex- iré a por algo de beber. ¿Quieres el dinero ahora o te lo damos luego?-Luego está bien, no te preocupes.Obedeciendo, tomé asiento, y Víctor se sentó a mi lado. Mirábamos la pantalla de la televisión. Estaba muerta de la vergüenza y muy incómoda. De repente, una mano acarició mi cabello, me giré de golpe y me encontré con su cara muy cerca de mi. Me acerqué aún más y dejé que mis labios sintieran los suyos, mientras deslizaba mi mano por el torso que momentos antes había deseado lamer.Escuché pasos, y cubitos de hielo golpeando el cristal de las copas. Alex dejó los vasos en la mesa más próxima, y se unió a nosotros sin decir nada.Se sentó detrás mía, y, sin quitarme el suéter, intentaba desabrocharme el sujetador, mientras yo seguía disfrutando de los labios de Víctor, tan carnosos, tan suaves… Una vez fuera, introdujo sus grandes manos bajo mi camiseta, acariciándome los pechos, agarrándomelos con fuerza, y lamiendo mi cuello.Giré mi cabeza y empecé a besarle a él, mientras con mi mano derecha buscaba, a tientas, el paquete de Víctor.De repente, el timbre de la puerta sonó.Los dos se miraron y Alex salió a abrir la puerta. Poco después entró con otro chico, éste más mayor, quizás rondaba los 30. Vaya, no recordaba que esto no iba a ser tan sólo un trío. No era lo que habíamos hablado y eso no me gustaba. Esto debió reflejarse en mi cara, porque Víctor se apresuró a decir:-No te preocupes, te pagaremos más.La verdad es que en ese momento el dinero me daba bastante igual, nunca había sido lo que me interesaba. N me acababa de gustar la sorpresa, pero ya que estaba allí… Miré hacia el hombre y asentí con la cabeza. El recién llegado me miró, mostró una leve sonrisa y me obligó a sentarme en el sofá, para luego bajarme los pantalones, quedándome sólo con el tanguita y el suéter.Tanto Alex como Víctor se lanzaron a mis pechos, levantándome la camiseta, y quitándomela con cierta brusquedad. Yo, tomando un poco el control, aparté a Víctor, y me dispuse a recorrer su torso con mi lengua, no quería quedarme con las ganas de hacerlo. Él estaba recostado, yo, a cuatro patas sobre él cruzaba su pecho con mi juguetona boca, mientras el recién llegado (más tarde me enteraría de que se llamaba Cristian), agarraba con fuerza mi culo y me azotaba. Alex se estaba empezando a desnudar. Fui bajando hasta dar con la cremallera de su pantalón, la cual no tardó mucho en bajar él mismo. Posó su mano en mi cabeza, y me guió hasta su sexo. Era larga, aunque no muy gorda, pero estaba muy dura. Me metí su capullo en la boca y empecé a juguetear, creando en él una mueca de placer. Alex me bajaba el tanguita, y Cristian deslizaba sus dedos por mi coño, haciendo que me mojara enseguida. El más jóven de estos, empezó a tocarme los pechos, mientras yo seguía acariciando la polla de Victor con mi lengua. De golpe, noté una lengua en mi coño, esto me hizo gemir. Alex, ya desnudo del todo, se puso de pie, apuntándome con su miembro tieso, y, poniendome cómoda, alargué mi mano y empecé a masturbarle, al mismo ritmo que chupaba la polla de su hermano. Estaba increíblemente excitada, tres hombres estaban disfrutando de mí, y yo de ellos. Victor cambió de sitio, y se dispuso a penetrarme por detrás, mientras Cristian se sentó, y me agarró fuerte del cabello, metiéndome de golpe su polla en la boca, y marcándome, con fuerza, el ritmo que quería que llevara. Me la clavó hasta los huevos mientras me decía cosas como “sigue chupando, zorra”, consiguiendo que me excitara aún más, y que chupara su polla con más ganas. De golpe, noté la polla de Victor entrar en mi coño, de manera directa. No necesitaba más juegos, mi coño estaba ya muy abierto y mojadito. Su polla salía y entraba con rapidez, embistiéndome de vez en cuando, haciendo que la polla de su amigo entrara entera en mi boca. Alex se había apartado de mi lado, y se masturbaba mientras miraba la escena. Víctor sujetaba mi cintura, y, de vez en cuando, me estiraba del cabello, haciéndome gemir de placer y dolor a la vez, mientras su dura polla no dejaba de penetrarme, a una velocidad que, de haber seguido así, hubiera conseguido que me corriera enseguida.Alex, cansado de masturbarse, agarró mi cabeza y me pusó de pie, besandome salvajemente en la boca, y sentándose él en el sofá. Entonces me subió encima de él, para que le cabalgara. Me acomodé y me metí su polla poco a poco. Sintiendo primero su capullo, y luego bajando. Me ponía muy cachonda notar como iba entrando. Con una de mis manos libres empecé a masturbar a Victor, que me besaba de vez en cuando, girando mi cara hacia él. Cristian me acariciaba el clítoris, mientras lamía mis pechos, que subían y bajaban al ritmo que me penetraba Alex. De repente, noté sus manos agarrándome con fuerza de la cintura, clavándome las uñas. “Me corro”, repetía. Si, quería que se corriera dentro de mi y me dejara llena de él. En nada, sentí su semen caliente derramarse en mi. Sus manos me soltaron y se dejó caer hacia atrás. Me bajé, me arrodillé frente a a Cristian, y puse su enorme polla entre mis tetas,haciendolas ir al son de arriba y abajo. Alex se había retirado a la ducha, y Víctor me estimulaba desde detrás, mientras se masturbaba a la vez. Cristian no tardó mucho en correrse, llenándome las tetas de su leche, salpicándome en la boquita y parte de la cara. Sólo quedaba Víctor, el cual me sujetó con fuerza, me tiró encima del sofá, abrió mis piernas y colocándose encima de mi, me folló, sin dejar de gritar lo perra que era. Él acabó en poco tiempo, y volví a sentirme llena de semen. Estaba cachonda, follada y llena de semen, ¿Qué más podía pedir?Alex salió del baño, y viéndome en esa situación, se acercó y tiró un sobre sobre mi estómago:-Ahí tienes 600 euros, ya puedes irte.Le pedí permiso para ir al baño, no quería volver a casa por la calle llena de semen por todo el cuerpo. Cuando acabé de acicalarme, me vestí y salí del baño lista para irme a casa. Al salir por la puerta me encontré con los tres de golpe, con una sonrisa en cada una de sus caras…-Vaya, parece que esto no ha terminado
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