Hace ya algunos años me divorcie de mi primera esposa de nombre Marbella, ella ahora tiene 43 años de edad y la verdad luce como una madura muy atractiva, ella reside en otra ciudad por lo consiguiente nos vemos muy poco, solo cuando viene a visitar a nuestros hijos a la casa. Tenemos más de 10 años de separados y 12 de divorciados y desde entonces solo nos vemos en contadas ocasiones por nuestros hijos. Pero hace dos años cuando ella vino a nuestra casa a pasar un fin de años con sus hijos, sucedió lo que a continuación le relatare. Ella vino a nuestra ciudad para pasar el año nuevo y acompañarnos en la cena de fin de año, mis hijos ella y yo cenamos como solíamos hacer cuando ella vivía con nosotros, todo transcurrió en lo normal, entre platica, risas , brindis y abrazos de felicitaciones, ya pasada la media noche nos fuimos a la sala a seguir pasando la velada, nuestros hijos a un continuaban con nosotros pero uno a uno se fueron despidiendo y partieron a celebrar con sus primos y amigos, por lo cual nos quedamos solos, para hacer amena la charla destape una botella de vino y ambos degustamos el suave sabor de la vid, con charlas acerca de nuestra vidas presentes y otras del pasado, así transcurrieron los minutos y las horas y después de más de una botella de vino , nuestra platica se volvió más personal entre ambos, con el efecto del vino nos confesamos cosas que jamás nos habíamos dicho y hasta el atrevimiento de halagarnos nuevamente. Ya pasadas varias horas y ante los efectos del licor y mientras cruzábamos comentarios comencé a mirarla tratando de comparar lo que estaba viendo, con la delgada mujer que era a los 21 años cuando nos casamos… El dialogo que siguió fue subiendo de tono y comenzó cuando me pregunto por qué la miraba así y le respondí que trataba de desnudarla con la vista comparándola con la que había sido mi mujer, las platicas fueron largas entre ambos y le confesé que aun la miraba hermosa y aun me atraía como mujer. Ella es bajita, morena clara con un cuerpo esbelto como de 30 años, con unas caderas bonitas y unas nalgas paradas, en fin toda una atractiva mujer madura. Ante mi confesión y un poco extrañada no supo que decir, solo se limito a regalarme una sonrisa que yo interprete como una aceptación, después de esto ella tomo una posición más atrevida y comenzó a rozar sus manos con las mías y los roces fueron subiendo de tono hasta el punto de que sin que ella lo evitara la abrase y bese su boca, acto que ella correspondió con la misma pasión, al contacto de nuestras bocas y nuestros cuerpos, pude advertir que sus piel se erizaba y de su garganta se escapaban alguno que otro gemidos, situación que yo aproveche, cuando ella levanto sus pies sobre el sofá, para llevar mis manos hacia la parte baja de su cuerpo, le acariciaba las piernas desde los tobillos hasta poco más arriba de la rodilla, pero según fueron pasando los minutos fui subiendo poco a poco por entre su vestido hasta toda su pantorrilla. Estaba disfrutando con ganas de aquellas piernas y la toqué a mi antojo de cintura para abajo sin llegar nunca a su culo o entrepierna por respeto en aquel momento. Ante esta situación ella poco pudo hacer y su voluntad quedo quebrantada con mis atrevidas caricias, ya para ese momento deslizaba mis manos entre su prenda de vestir y hacia a un lado el borde de su braguita y rozaba su clítoris con mis dedos con lo cual la hacía temblar y hasta gritar. De repente y en pleno frenesí pasional ella me detuvo se aparto de mi al mismo tiempo que exclamaba , que tenia temor de que nuestros hijo regresaran y nos vieran en comprometedora situación, ante su temor y con la alta excitación de mi cuerpo, trate de calmarla y decirle que todo estaría bien y que le hablaría a nuestro hijos para saber donde se encontraba y si volverían pronto, lo cual ella acepto que hiciera, tome el celular y marque a mis dos hijos y ambos me dijeron que regresarían hasta el amanecer que no nos preocupáramos y ante las repuestas de nuestros hijos, ella Se acerco a mí con intención abierta de besarme y yo me deje. Sus labios se sellaron a los míos y su lengua buscaba como abrirse camino. Yo abrí mis labios y sentí inmediatamente su lengua entrelazarse con la mía y llenar todo espacio de nuestras bocas. Prácticamente no me daba tregua y acercaba su cuerpo al mío, presionandome contra el sofá donde nos encontrábamos. Ya no era, ni había momento de retroceso. Mi verga estaba completamente erecta y mi cerebro en blanco. Intente desabrochar su vestido y ella misma casi con violencia, comenzó a a quitárselo. Ella misma deslizo su brassier hacia abajo, quedando al aire un par de tetas que bien conocía. No había mucho cambio, medianas, redondas, con unas inmensas aureolas y unos pequeños pezones. En cuanto las tuve a mi alcance las bese y comencé a mamárselas, poniéndose erguidas inmediatamente al contacto con mis labios y lengua, Pude sentir aun la firmeza de esas exquisitas tetas que años antes tanto disfrute lo cual era lógico porque ella se cuidaba mucho es por eso que aun se sentía su carne firme. No me dejo seguir desnudándola y siempre sin separar su boca de la mía me llevo a lo que fue nuestra habitación. Dentro del lugar pude observar que Marbella realmente escondía bajo la ropa un cuerpo espectacular. Se quito el vestido y el sujetador y braguitas de encaje que llevaba a juego insinuaban una figura muy cuidada y para mí gusto sumamente sexy. Bajo el sujetador negro se escondían dos pechos medianos y aun firmes y duros por lo que dejaban ver. Tenía una piel morena salpicadas de algunas manchas en todo su cuerpo y se concentraban según bajabas hacia su cintura. Las braguitas eran pequeñas y finas y le empezaban justo a la altura de dónde se podía ver unos cortos pelos por encima de su coñito. Me recreé mirándola alternando su cuerpo y sus ojos. Me miraba directamente a los ojos para luego bajar por mi cuerpo notando cómo se me hinchaba la verga bajo el bóxer sin ningún pudor por mi parte. Ambos nos fuimos despojando de nuestras prendas muy despacio, sin ni siquiera cerrar la puerta de la habitación, y ya desnudos nos fuimos a la cama. Directamente nos sentamos pegados el uno al otro, otra vez ella con sus piernas por encima, pero esta vez claro completamente desnuda. Yo cogí el mando con las mano no esperé ni un segundo más y repetí mis caricias por toda su pierna. Mientras nos mirábamos yo no le quitaba la mano de encima pero ahora me deleitaba en su pantorrilla y ya sin ninguna vergüenza en todo su culo. Ella por su parte tampoco me quitaba la mano de encima, ambos respirábamos jadeantes su mano recorría todo mi pecho, mi cintura y cuando le apeteció acarició a discreción mi entrepierna por encima. Tomo y recorrió mi verga con placer y muy despacio, recreándose en toda su longitud bajando y acariciando los huevos como si tuviera una joya delicada en las manos. Juntamos nuestras bocas y nos besamos con mayor frenesí. Yo no quitaba los ojos de ella para seguir comparando imagines. Sus muslos bien llenos seguían firmes aunque con un poquito de estragos del tiempo, las piernas recias y suaves, definitivamente lo que había cambiado en ella eran sus caderas y glúteos que ahora eran anchas, erguidas y tentadoras. Aun se notaba su delgada cintura y una incipiente barriguita sustituía su abdomen antes terso, pero sin duda su imagen en general contribuyo a que aumentara mi excitación al grado en que mi verga parada y hasta los testículos se querían reventarse. Mi intención primera intención era disfrutar el sabor de su rica fruta, la acosté en la cama boca arriba, con las tetas ricas con unas marcas pequeñas producidas por horas de sol se la veía espectacular con un monte de Venus pronunciado aunque no se notaban muchos bellos, la veía bastante nerviosa, pero muy excitada. Me acosté sobre ella y empecé a besarle las tetas y los pezones, notaba que le gustaba esto que le hacía y de su boca salían leves gemidos de placer. Luego de chuparla por unos minutos le pasé la lengua por su cuerpo hasta llegar a su triangulo del amor, acerque mis labios a el se lo comencé a besar, ella me ayudó abriendo sus piernas, en cuanto sintió mi aliento en su húmeda raja dejó escapar gemidos de placer. Parecía una adolescente que lo hacía por primera vez, estaba muy excitada, cuando la toqué estaba toda mojada y su clítoris duro. Le abrí aun más las piernas, me puse entre sus muslos y empecé a mamarle la vagina, la tenía un poco depilada por los bordes solamente, además tenía los labios de la raja bien abiertos y grandes y eso me excitó aún más. Le metía la lengua bien adentro de su fruta, ella se movía y se mojaba aún más. Le hice esto por unos 10 minutos, luego mientras jugaba con ella, me acosté a su lado y mientras volvía a chuparle las tetas y los pezones le agarré la mano y se la llevé a mi verga, cuando la tocó cerró los ojos, la apretó y empezó a acariciarla a todo lo largo llegando a acariciarme los huevos, parecía que por años hubiese estado esperando hacer esto. Yo le preguntaba al oído si le gustaba lo que me hacía, ella aún con los ojos cerrados me decía, si me gusta mucho! Le pregunté si se sentía bien? si me dijo, se la notaba fuera de sí debido a la excitación que tenía. Volví a voltear hacia su vulva en la que sus labios seguían conservando su forma aunque más agrandados acerque de nuevo mi lengua a ellos y los recorrí de arriba a abajo mientras ella apretaba sus muslos contra mi cabeza y cuando comencé a mover la punta de la lengua entre los dos labios, camino a su clítoris sentí su cuerpo temblar y el vaivén de su caderas sobre mi rostro, así como el de su cabeza sobre la cama de un lado a otro, síntoma de lo mucho que disfrutaba la mamada que le daba; No bastaron más de dos lenguazos tiernos y ardientes con un poco de presión para que en ella comenzaran una serie de espasmos que recorrían su cuerpo, acompañados de fuertes gemido que yo tanto conocía. Pronto sentí el rico sabor de su jugo en mi boca, producto de su primer orgasmo, lo cual me hizo recordar los antaños momento en que solía disfrutarlo frecuentemente. Ávidamente saboree el afrodisiaco sabor de su fruta madura y poco a poco fui desapareciendo los resto que se habían escapados de sus labios y mi boca, hasta que ella quedo totalmente estática, sin ningún movimiento. Al cabo de unos minutos después de permanecer recostada sobre la cama se incorporo, acerco su rostro al mío y me beso frenéticamente al mismo tiempo que me susurraba al oído, lo mucho que había disfrutado ese orgasmo. Sin decir más palabras busco de inmediato mi verga que no había dejado de tocar, acerco su boca a ella y se la metió golosamente hasta casi el final. Seguía siendo una consumada profesional de la mamada como cuando éramos novios y esposos. Me recordó como siempre me decía que su boca estaba hecha a la medida de mi verga. seguía disfrutando de mi miembro se lo metía hasta el tronco para luego sacarlo y llenarlo de besos y de lengua mientras acariciaba mis testículos suavemente pero con la presión necesaria para volverme loco. Sujete su cabeza con mis manos al compas de sus movimientos y le pedí que no siguiera mamando porque aun no deseaba venirme sin antes disfrutarla, no hizo caso alguno y continuo su rica y experta labor sobre el tronco de mi miembro, al mismo tiempo que me decía que deseaba que se la echara adentro de su boca, esa frase hizo que me excitara aun mas a tal grado de sentir un fuerte pero rico dolor en la verga y un fuerte calor bajar de mi cabeza a la punta de mi rígido órgano, para posteriormente sentir explotar mi llegada en la profundidad de su garganta hasta donde se encontraba la punta de mi viril verga y llene de semen el interior de su boca y garganta. Para después caer casi desfallecido sobre su cuerpo. Permanecimos así durante un tiempo más y posteriormente un poco descansada ella se incorporo encima de mí y sujeto mi miembro con una de sus manos y lo acerco a su húmeda vulva y tras unos cuantos movimientos sobre sus labios vaginales, tomo la iniciativa y se penetro ella misma con mi miembro y empezó a cabalgarme fuertemente. Esto me calentó muchísimo, porque no era una forma de coger que le gustara cuando era mi mujer. Me cabalgaba y se movía como la mejor amazona del mundo y así tras un lapso de tiempo llego a su segundo gran orgasmo acompañado con fuertes gemidos y espasmo de su cuerpo sobre el mío; Nuevamente mi verga estaba rígida y en lo profundo de su cueva de amor y mi leche estaba a flor de mi polla y a penas me aguantaba. Fui yo ahora quien la puso abajo para de inmediato tomar sus piernas elevarlas sobre mis hombros y penetrarla totalmente hasta sentir nuestras pelvis chocar. Fue mágico sentir de nuevo aquella caliente y mojada vagina llena de mi y comenzamos a movernos a buen ritmo mientras yo chupaba sus paradas tetas y su carnosos labios, ella buscaba mi lengua con sus besos y sellamos nuestras bocas con un ardiente beso en el cual nos entregábamos por completo, nuestros cuerpo temblaban sudorosos y pronto empecé a sentir que me volvería a correr nuevamente al percatarse de ello me pidió que no llegara en el interior de ella; sino afuera ante tal excitación hice caso omiso de su petición y después de un tiempo la clave hasta lo más profundo que pude y mi pija comenzó a vomitar leche hacia su interior como hacía mucho no pasaba. Honestamente ella seguía moviendo sus caderas hasta que se la saque. Y sorpresiva mente se abalanzo sobre mi verga a limpiar con su boca la leche que aun emanaba de ella y se la tragaba como nunca lo hizo cuando era mi esposa. Tras esta excitante cogida nos abrazamos y comenzamos a charlar nuevamente sobre nuestra actual situación. Yo sabía por otras personas que apenas hace unos meses atrás se había casado nuevamente con otro hombre, pero de antemano yo sabía que por su cuerpo habían pasado al menos otros cuatro hombres más y eso no me importo y no le tome importancia, al contrario me aseguro que ninguno la había hecho disfrutar del sexo como yo lo hacía! sus palabras me excitaban mas al saber que solo gozaba con mis cogidas. Y le dije que el haberse acostado con otros le cambio para bien su forma de coger. Con la plática, no tarde en estar de nuevo supercaliente y recordé algo que siempre nos gusto. Le dije! que le cogería su hermoso culo y sus ojos se abrieron. Rápidamente al escuchar mis palabras tomo de nuevo la verga y me la volvió a mamar mientras yo relajaba su trasero con la punta de mi dedo sobre su esfínter. En nuestros buenos tiempos ella solía tener orgasmos mientras yo le mamaba el culo para dilatarlo antes de penetrarla. Esta vez no fue la excepción y así lo hice, disfrute de su apretado agujero el cual llene de besos y lengua y también como antes estaba como loca. De esta forma no me fue difícil la dilatación y esta fue rápida. Me separe de sus duras nalgas, la hice posar en cuatros manos sobre la cama, tome mi verga con mi mano, la apoyé contra su ano lubricado y poco a poco fue entrando en ella. Recibió la punta de mi verga con un estremecimiento y me pedía que siguiera, que la metiera toda. Así lo hice, hasta que mis huevos chocaron con su vagina y se encontraron con su mano, que estaba acariciando su clítoris. Me pidió que no me moviera, que dejara que fuera ella la que lo hiciera y así comenzó un movimiento de caderas, sinuoso, que sacaba mi verga de su culo casi hasta la punta para volverlo a meter a continuación. Yo veía mi pene entrar y salir de aquel culo estrecho y hacerse realidad nuevamente mi sueño de tantos años, En medio de sus quejidos, risas nerviosas, y suspiros sin fin ella comenzó a disfrutar nuevamente de la fuerte cogida mientras metía y sacaba mi pene de aquel agujero negro en la posición de perrito, ella trataba de elevar y contorsionar su cuerpo buscando mi lengua, y nuestras manos se disputaban las caricias en sus tetas y pezones. y apenas podía creerlo, y deseaba prolongarlo y que durara mucho. Sin embargo, la excitación de mi ex era también mucha y pude comprobar que tenía su raja completamente empapada y cuando me dijo, «fóllame el culo, así, no pares, no pares,» y noté que estaba alcanzando el orgasmo, pude aguantar más y me dejé llevar llegando asimismo a un orgasmo como nunca había experimentado, Sentí mi verga escupir fuego dentro de su trasero y ella lanzar un fuerte grito de placer ante mi llegada. eyaculando en su interior y notando los chorros de semen salir, uno tras otro, en sacudidas intensas e interminables. Me pidió que no la sacara, que dejara mi verga dentro de su culo un poco más sin moverla, sintiendo su presión, y así lo hice, hasta que empezó a perder la erección y no pude evitar que saliera arrastrando con ella algo de semen que había quedado en su interior, dejando un reguero sobre su espalda. ambos nos vinimos casi juntos;. Así caímos sin fuerzas en la cama y cuando mi verga comenzó a relajarse la saque de aquel culazo en forma de corazón que aun no era muy atractivo, erguido, ancho y con unas bonitas y blancas nalgas. Había cierta emoción, cuando nos miramos. No puedo negarlo me dijo que se iría a dormir. Ella tenía que volver a su casa por la mañana y yo lo sabía. Era casi el amanecer y ella tomo sus prendas, se vistió y salió de la habitación, por la mañana después de levantarse y tomar un baño se arreglo y se preparo para partir, después de despedirse de nuestros hijos que ya habían regresado a casa se acerco a mí y me pregunto si me había gustado la noche de placer que habíamos pasado, lo cual conteste que si y sin más me dijo adiós con un beso y salió de mi casa rumbo a la suya en otra ciudad. Días después hablamos por teléfono y me dijo nuevamente que le había gustado mucho lo que hicimos y que además había comprobado que aun sentía deseo por mí como pensaba y que le gustaría volver a hacerlo cada vez que yo quisiera. Vaya sorpresa, pero debo confesar que después de esa noche de pasión aunque lo he deseado de nuevo, no ha habido la oportunidad de repetirlo por su ausencia y casi nulas visitas. Espero algún día poder nuevamente disfrutar de su rico cuerpo y vaciarme en ella como siempre lo he hecho.
Compartir la entrada "El día que volví a gozar de Marbella"