La explicación del profesor parecía no tener fín. Los estudiantes continuaban copiando sin sentido mientras el profesor no terminase. Estaban tan hartos que empezaron a hablar entre ellos rompiendo el anterior silencio sepulcral.
Molly era una auténtica empollona y estaba realmente disconforme con el escándalo. Sus amigos pensaban que ella era frígida, por su alto grado de autocontrol. Aquel día ella llevaba una larga falda y botas altas. Sentado a su lado estaba Eddy, un auténtico bromista siempre bromeando. Estaba jugando con su bolígrafo, absolutamente ausente del mundo alrededor cuando, de repente, el bolígrafo cayó de la mesa yendo a parar entre los pies de Molly. Se agachó para recogerlo, pero cuando se encontraba bajo el suelo vio las bragas violeta de Molly. Se acercó y entonces respiró caliente y profundamente. Ella se dio cuenta de que algo raro estaba pasando, pero ella no podía adivinar de que se trataba.
Eddy acarició tiernamente sus bragas violeta con sus diestros dedos, besando su muslo desnudo. Molly estaba tan sorprendida que no sabía como reaccionar. Realmente era placentero, pero estaba preocupada de que la descubriesen en una situación tan embarazosa. Inconscientemente abrió sus piernas el máximo y se levantó ligeramente facilitando los actos a Eddy.
Él cogió las cintas de las bragas e hizo un grueso hilo con ellas. Lo estiró y lo restregó contra el virginal (suponía incorrectamente)conejo. La respiración de Molly se entrecorto y ella tuvo que morderse los labios para evitar gemir. El coño de Molly se humedeció en pocos segundos y él pudo notar la excitación de ella por la forma en que se convulsionaba. Cuando ella estaba más mojada que una cerda el paró y empezó a besar su vello púbico. Molly quería más, mucho más e intentó masturbarse, pero Eddy detuvo su mano. Ella se dio cuenta de que era su esclava y no luchó nada más. Ella se acarició sus pezones erectos y no se dio cuenta de que había un montón de ojos fijos en su cara extasiada.
Eddy jugó con el pelo y después acarició su ombligo. Ella se movía tanto como podía para mantener su excitación cuando Eddy, otra vez, separó sus labios y se puso a jugar otra vez con el hilo. Un gemido se escapó de los labios de Molly y más ojos se fijaron en ella; El profesor continuaba explicando, pero nadie prestaba atención. Eddy deslizó sus manos hacia los glúteos de Molly e intentó levantarla, por supuesto no pudo, pero ella se levantó ligeramente de forma inconsciente, permitiendo a Eddy quitarle las empapadas bragas, que olió y se guardó en el bolsillo. Entonces masajeo sus glúteos y suavemente, muy suavemente, le metió un dedo en el culo. Esto le dolió mucho a Molly y Eddy paró en el acto. Besó su protuberante clítoris y acarició sus labios. Empezó a lamer el coño húmedo y caliente despacio, jugando primero con los labios, rodeando su clítoris e introduciendo la lengua tan profundamente como podía. Cuando él se dio cuenta de que ella estaba próxima al orgasmo le metió dos dedos en el coño. Ella volvió a gemir y se mordió los labios tan fuertemente que empezaron a sangrar. Eddy sacó sus tres dedos y metió tres en su coño hambriento.
El cuerpo de Molly pareció electrificarse cuando ella se corrió para posteriormente relajarse. Ella oyó a Eddy ordenarle que se bajase bajo la mesa. Ella obedeció completamente y cuando ya estaba bajo la mesa Eddy le ordenó que se acostase en el suelo. El le quitó la falda, descubriendo una vez más su todavía húmedo conejo en todo su esplendor. Posteriormente empezó a desabrocharle la camiseta. Los pezones de Molly luchaban contra el sujetador como si fuesen un par de obeliscos. Ella se desabrochó el sujetador permitiendo liberarse a sus jovenes y suaves pechos. Eddy chupó primero su pezón derecho mientras le acariciaba el coño. Entonces chupó el otro conduciendo a Molly cerca del orgasmo. Se quitó el pantalón y su polla inmensa, erecta y dura apareció y empezó a restregarla contra el sudoroso cuerpo de Molly.
Eddy usó el canal entre los pechos de Molly como un improvisado coño y se lo folló con todo su pene. Ella podía ver la polla realmente cerca, pero el escozor entre sus pechos le dolía bastante. Cuando él pensó que ella ya tenía más que suficiente paró de jugar con sus montañas y descendió a su húmedo valle. Su polla se introdujo hasta la bola en su húmeda vagina con un solo golpe y ella suspiró una vez más. En un par de ataques ella se corrió y el también se corrió unas pocos segundos más tarde. Ella sintió su esperma en su cuerpo, pero no le importó, aquello era demasiado increíble.
Cuando sus compañeros se percataron de que habían terminado les ofrecieron una cerrada ovación. El profesor pensó que aquella ovación le pertenecía y se lo agradeció a sus alumnos, que se rieron un montón. Aquel día el coño de Molly estuvo más concurrido que una estación de autobus. Eddy se la folló una vez más, pero muchos otros estudiantes probaron su miel. Ella continuó siendo una empollona, pero sus cada vez más numerosos amigos (hombres y mujeres) pensaban que también era una auténtica zorra. Y como buena esclava, nunca dijo no a Eddy, su maestro.
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