Un padrastro pervertido, una niña curiosa, la mesa estaba servida…
Mi nombre es Dora, actualmente tengo 25 años, vivo en una costa, de un bello estado mexicano, recuerdo mi infancia como algo que me hizo despertar a la vida de una manera muy especial y les contare porque.
Mi madre quedo embarazada de mi a los 15 años, siempre fue una chica muy guarra, e irresponsable de mi, su pequeña hija, venimos de una familia acomodada, con una bella casa tipo colonial, con amplios jardines y todo tipo de comodidades que se puedan imaginar, mi abuela murió después de quedar viuda de mi abuelo a los 56 años, mi madre como hija única se convirtió en la heredera universal de todo.
Cuando yo contaba con 18 años, ya la había visto con una gran cantidad de «novios»
Los cuales se quedaban a dormir en su recamara que por cierto estaba junto a la mía, una noche unos ruidos extraños me despertaron de madrugada, eran unos golpes en la pared y unos quejidos profundos que venían del otro lado de la pared, me levante y me dirigí a la recamara de mi madre, la puerta estaba semiabierta y la luz apagada, solo una tenue luz de luna se colaba por la ventana, lo que vi. Me dejo una honda impresión en mi infantil memoria, allí estaba mi madre trepada sobre un hombre de enorme estatura, de cabello y bigote negro con un cuerpo muy musculoso, tomaba a mi madre como una pluma y la levantaba sin ningún esfuerzo, ella se quejaba y sollozaba, pero no veía que quisiera escapar de su tormento según mi pensamiento
¿Quién era ese hombre que la maltrataba?
Y porque, aunque se quejaba, parecía disfrutar con su verdugo.
En eso estaban mis pensamientos cuado de repente escuche su voz como trueno:
¡La niña!
Mi madre se desprendió de aquel hombre y corrió hacia mí para cerrar la puerta, claro que al salirse de aquel apasionado abrazo, pude distinguir algo entre las piernas del hombre, algo que me hizo fijar la vista, era un pedazo de carne como un pepino enorme que brillaba como con luz propia.
¿Qué quieres aquí? –me grito mi madre enojada
Lárgate a tu cuarto, no vez que estoy con Carlos.
¿Quién es Carlos? –le pregunte-
El va ser tu padre.
Sus palabras retumbaron en mi cerebro, mi madre nunca me había comentado que tenia planes de casarse, bueno nunca me comentaba nada, para ella era como una carga, y no se molestaba en fingir, que mi presencia la molestaba.
Me tomo de la mano y me llevo a mi cama, claro que no pude pegar los ojos, de la impresión de ver aquello y por la noticia de mi nuevo padre, como pude me dormí, al día siguiente cuando baje a desayunar, para irme al colegio, los volví a sorprender en acción, pero ahora de manera diferente, vi a mi madre de rodillas delante de Carlos quien la tenia tomada de la cabeza con ambas manos con un movimiento de vaivén, su enorme torso velludo se agitaba como queriendo explotar mientras unos extraños gemidos escapaban de su boca, tenia los ojos cerrados y al parecer estaba disfrutando al máximo su mamada mañanera, el estaba sentado en el desayundor y solo vestía unos calzoncillos de color negro, mi madre tenia puesto un vestido azul, con su delantal blanco, al verme Carlos parada en el pasillo, le dijo algo a mi mami en el oído y ella se levanto de mala gana, vi de nuevo aquella cosa extraña, era como un dedo pero mas grande y gordo con la punta mas ancha como forma de hongo, el se la guardo en su calzoncillo, pero aquello le hacia una extraña protuberancia que la hacia mas llamativa a mis ojos, como pudo se tapo con el mantel, pero yo no le quitaba la vista de encima, quería, deseaba ver aquello que supuse mi mama le daba besitos.
¡Buenos días! –me saludo Carlos sonriendo, era muy atractivo, tenia los dientes muy blancos, sus ojos eran color almendra con unas pestañas espesas, sus cejas eran negrísimas al igual que su cabello, sus brazos eran enormes, parecían como de gorila por lo velludo, así lo veía yo en mi infantil inocencia.
Buenos días –respondí con timidez
¿Como te llamas?
Dora –le respondí, sin atreverme a verlo a los ojos, sintiendo mi corazón en la garganta,
-Eres una niña muy bonita, me parece que mas que tu madre-
Carlos –exclamo mi madre- no la chifles, que después se lo va a creer y no va a ver quien la aguante…
Pues es verdad, es muy bonita y cuando este mas grande va a traer a mas de diez babeando por ella
¿Te puedo dar un beso pequeña?
Despacio me acerque a el, quien con una mano me tomo de la cintura y me acerco a el, mi madre estaba de espaldas a nosotros, así que no vio que Carlos con una mano me acaricio el culo levemente, me dio un beso en la mejilla pero muy cerca de mi boquita, aquello me puso mas nerviosa, aunque no he de negar que ese primer encuentro con Carlos me provoco mucha alegría, que un adulto se tomara la molestia de hablarme y además darme un beso, era lo máximo para mi- metió una mano debajo de mi faldita de cuadros acariciando mis pequeñas nalguitas, sentir sus enormes manos rasposas provoco que la piel se me erizara, un sobresalto hizo que me separara de el.
Siéntate a desayunar «hijita» –me hablo mi madre sacándome de mis pensamientos, me sorprendió que me llamara hijita, y además que desayunara conmigo pues nunca se levantaba temprano, siempre era la sirvienta quien me atendía en la mañana, bueno todo el día, ya mi madre tenia una agitada «vida social», pero ahí estábamos los tres como una familia «normal»
Como pude tome mi desayuno, esa situación nueva para mi me tenia desconcertada y quería salirme corriendo a tomar mi transporte a al colegio.
Al correr de los días mi madre me contó, que había conocido a Carlos en un taller mecánico, que el era el dueño, que tenia 30 años, soltero y que se había encariñado con el, por eso lo había invitado a casa, no se si por esa nueva situación en mi casa mi madre empezó a cambiar su trato hacia mi, ya no era tan enojona, me preguntaba como había estado mi día en el colegio y cosas así por el estilo.
Con Carlos las cosas eran igual, era un amor en su trato hacia mi, me cargaba en sus hombros cuando salíamos a pasear, me compraba dulces, regalos y siempre me tenia abrazada en el cine, yo ponía mi manita en su pierna y la sentía dura como roca, entre escena y escena le dirigía miradas a su bragueta abultada, mi madre estaba orgullosa de haber atrapado a semejante ejemplar masculino, lo presumía con sus amigas como un trofeo, organizaba carnes asadas en el jardín cuando era verano, para nadar en la alberca y Carlos lucia su anatomía con ajustados trajes de baños que marcaban su paquete, para envidia de las amigas de mi madre, todas se metían al agua para estar jugando y entre juego y juego tratar de manosear a Carlos, quien se dejaba querer, mi madre se hacia la que no veía, pero a mi me daba no se que, ver que las mujeres se abalanzaban hacia Carlos como para comérselo vivo, aun con la presencia de sus novios o esposos, las muy putarraas, recuerdo que un día de esos, cuando ya casi todos se estaban marchando, mi madre salio a despedir a unas amistades, Carlos me llamo a meterme al agua, ya que en casi todo el día no me había metido a la alberca, me lance al agua y el me atrapo con sus fuertes brazos, claro que yo sabia nadar, pero sentirme apoyada en su poderoso pecho, hacia latir mi corazoncito a mil por hora, me pegue a su cuerpo como una calcamonia, mis brazos no podían abarcar su espalda tan enorme, de pronto sentí en mis piernas algo duro y enorme, metí una mano al agua para saber que era eso tan duro, mi mano sintió un bulto en el cuerpo de Carlos, baje la vista pero la visión no era muy buena, como ya estaba anocheciendo, Carlos solo sonreía divertido, de pronto la luz interior de la alberca se encendió me imagino que fue mi madre desde el interior de la casa.
¿Sabes nadar? –me pregunto Carlos
Claro-
Vamos a hacer una competencia a ver quien aguanta mas la respiración debajo del agua, ¿te late? – pregunto con una de sus hermosas sonrisas
Bueno-
Primero yo –dijo el, metiendo al agua, como estábamos en una parte no muy profunda del agua, no teníamos necesidad de estar flotando, pero el agua me llegaba al cuello, vi. Su cuerpo como hincado, frente a mí, cuando de pronto sentí sus manos que me tomaban de mis piernas abriéndolas, y una mano acariciando mi conejito por arriba de mi traje de baño, sentí un dedo como queriendo meterse en mi cuquita, claro que cerré las piernas inmediatamente asustada, salio Carlos del agua y me dijo, es tu turno, vi. Sus manos haciendo un movimiento extraño en el agua, pero no le di importancia, me sumergí en el agua y quede frente a el, lo que vi. me dejo sin habla, el muy atrevido se había sacado su pene y lo balanceaba frente a mis ojitos, era enorme y muy grueso, estaba a unos centímetros de mi cara, el movimiento del agua le daba vida propia, no pude resistir mas la curiosidad y lo tome con mi manita, lo palpe a todo lo largo y ancho de su tronco, gruesas venas alrededor parecían latir, vi que en la base salían dos bolas llenas de pelos, los tome con ambas manos y me parecieron muy suaves pero pesados, claro que no era el primer pene que veía en mi vida, ya había visto a mis primitos desnudos y sus penecitos diminutos, pero ver una verga en completa erección, frente a mi, no tenia comparación, así que estuve palpando ese pene enorme que me tenia fuera de si, cuando la falta de aire me obligo a salir del agua.
¡Te gane! –exclamo Carlos- y como toda competencia debe tener un premio, quiero mi premio
¿Y cual es el premio? –pregunte
Un beso…
Me acerque a el para darle un beso en la mejilla, pero el me tomo de mi cabeza y me acerco a su boca, metió su lengua dentro de mi boquita como explorándola, me tenia suspendida en el agua, me tomo de la cintura y acercándome a el me restregó su pene mi cuerpo, sus manos acariciaban mis nalguitas encima de mi calzoncito esa acción me dejo en blanco, ya que casi me explota mi corazón, sentí que desfallecía en sus brazos y para no caer abrí las piernas y las puse alrededor de su cintura quedando mi conejito arriba de su verga, casi sentí que me podía levantar con su pene.
Tramposo –le dije- eso no es un beso,
Como pude me solté de su abrazo, Salí del agua y me fui corriendo a mi cuarto, no estaba enojada con el, me gusto, pero sentí que no era bueno, que el, que era el novio de mi madre, estuviera besándome como si yo fuera mi mamy, sentía mi cuquita palpitar debajo de mi traje de baño, me asome por mi ventana y vi. A mi madre y a Carlos en un apasionado abrazo en la alberca vi. que mi madre se balanceaba en el agua abrazada de Carlos, estaban fuera de este mundo, entregados a sus placeres, sin reparar en que una pequeña los estuviera observando, mi madre gemía como la puta que era, pidiendo mas verga, sentí una punzada en mi pecho como algo que se rompía, ahora se que eran celos, celos de mi madre que tenia a Carlos para ella sola, mis ojos se llenaron de lagrimas, me tumbe en mi cama boca abajo y llore de rabia e impotencia, en mi mente infantil quería a Carlos para mi sola, quería su atención, su cariño y además, tener su cuerpo para mi solita, que me tuviera abrazada, que me besara, que me hiciera lo mismo que a mi madre, yo se que una nena no puede tener esos pensamientos, pero en mi eran algo normal, nunca en mi vida alguien se había preocupado por mi, hasta que llego Carlos a nuestras vidas supe lo que era que te dirigieran una sonrisa o un abrazo, aunque ahora se que Carlos no sentía un amor de padre por mi, pero no me importaba lo quería par mi sola, y nada me iba a detener, a partir de ese día Carlos aprovechaba cualquier oportunidad para tocarme el culo, mis piernitas o mi pechito y yo me dejaba manosear gustosa de que un hombre tan guapo, me asediara, los fines de semana el acostumbraba a andar por la casa vestido únicamente en shorts deportivos, sin camisa, y por lo que veían mis ojos, sin ropa interior, porque veía como se le balanceaba su verga cuando caminaba, mostrando orgulloso su cuerpo que sabia despertaba la lujuria de mi madre y de su pequeña hijastra, cuando se sentaba en la sala, yo aprovechaba para sentarme junto a el y disimuladamente acariciar su muslo velludo con mi brazo, claro que el se daba cuenta y se recargaba en el sillón para mostrarme su verga disimuladamente por un lado de la pierna del short, ahí estaba su verga dormida colgando como llamándome, pero yo no me atrevía a tanto, de pronto el tomaba mi mano y la metía por adentro de su ropa, sin que mi madre se diera cuenta, yo se la acariciaba nerviosa pero excitada de tener en mi mano tremenda verga, palpitando en mi manita, sentía mi boca seca, pero no la soltaba
Bésala –me suplicaba Carlos, con la voz ronca por la excitación.
Yo la soltaba asustada y corría a mi cuarto.
Solo escuchaba la risa de Carlos a mis espaldas
No me atrevía a dar ese paso, ese paso definitivo que me quemaba por dentro y me robaba el sueño, aunque dentro de mi lo deseaba con locura, no me atrevía, cuando me cruzaba con Carlos en la casa, se acariciaba su paquete con lasciva y me mandaba un beso, provocando que me ruborizara, de repente se metía al baño a miar y no cerraba la puerta, sabiendo que yo lo observaba escondida detrás, se la acariciaba lentamente extendiéndola hacia arriba como si se la quisiera arrancar, yo tragaba saliva de la emoción, lo veía salir de la ducha envuelto con una diminuta toalla enrollada en la cintura, con su verga levantando la toalla como queriendo salirse, entraba a su alcoba y parándose ante el espejo se ponía loción en su pecho velludo, esparciéndola lentamente, sin prisa, sacaba una truza blanca de su closet y se la ponía
despacio, acomodándose la verga de lado, para que yo viera como la acariciaba, después se ponía un pantalón de mezclilla, pero no se lo abrochaba, dejándome ver su paquete por fuera, cuando se colocaba el cinto hacia un esfuerzo por subir el cierre de su bragueta, yo seguía todo ese procedimiento desde mi lugar, y sabia que el estaba consiente que era observado, era excitante esa complicidad que se había creado entre los dos.
¿Quieres pasar? –me preguntaba con una sonrisa.
Pero yo bajaba corriendo con el corazón en la boca, a sentarme a desayunar, cuando lo veía bajando las escaleras mi mirada se dirigía automáticamente a su entrepierna, al sentarse junto a mi, tomaba mi mano y la colocaba en su pene, yo retiraba la mano asustada de que mi mama nos viera, el solo sonreía divertido, escuchar el claxon de mi transporte era una salvación para mi, para salir corriendo de ese lugar tan peligroso pero a la vez tan excitante, tremenda lucha se libraba en mi interior de niña, por un lado quería experimentar lo que mi madre hacia con el, en su alcoba matrimonial y por el otro lado mi conciencia me decía que eso era malo, que desear a mi padrastro no era nada bueno, pero la humedad que sentía en mi conejito, esa comezón en mi pequeña rajadita me obligaba a no escuchar mi consciencia.
Un día al llegar a casa no estaba mi madre, solo Carlos me recibió, vestía un pequeño short deportivo de algodón, como siempre sin nada abajo, ese prominente bulto era la causa de la revolución en mi interior, sentí que no podía mas, no podía esperar mas, ese día pasarían cosas, cosas que me harían ver a Carlos con otros ojos.
Subí a mi recamara y me cambie de ropa, me puse un diminuto short rosa, que dejaba ver mis nalguitas redondas muy ricas, una pequeña blusita de tirantitos también rosa, que marcaba mis pequeños pezones, recogí mi cabello en una coleta con un listón rojo, fui a la alcoba de mi madre y tome un poco de su perfume, quería estar bonita para Carlos, para lo que fuera a pasar.. Baje a la sala, ahí estaba Carlos acostado en un sillón,
El bulto del short se le notaba a punto de reventar, me acerque como una gatita mimosa, y me senté en el suelo a un lado de el, inmediatamente sentí su mano acariciándome la mejilla y el cuello, cerré los ojos disfrutando la caricia, de pronto sentí su mano en mis pechitos por debajo de mi blusita, el primer paso estaba dado ahora era mi turno…que me perdone mi madre pero quien la manda meter un hombre a nuestra casa y mas estando así de buenote….
Las manos de Carlos acariciaban mis pechitos suavemente, yo tenia mis ojitos cerrados, disfrutando la caricia de sus enormes manos, cuando lo voltee a ver, tenia sus ojos cerrados con una ligera sonrisa en sus labios, mientras con la otra mano se acariciaba su enorme paquete, alce una mano y puse mi manita debajo de su mano, entre su verga y su mano quedo mi manita atrapada, estaba durísima, palpitaba a mi suave tacto, sin abrir los ojos me dijo que le quitara el short, que aprisionaba su vergota, tome la prenda por el elástico y lo jale hacia abajo, tarea muy difícil ya que su verga estaba muy erecta, formando una gran carpa, Carlos divertido por mi esfuerzo, levanto su trasero y con una mano jalo el short, su verga salto como un resorte y casi me golpea la cara, seguí quitándole el short, lo quería ver completamente desnudo, claro que no era la primera vez que lo veía en cueros, pero esta vez era diferente, estaba a mi alcance, era para mi solita, acaricie sus piernas velludas, eran duras y enormes como de futbolista, sus muslos gruesos parecían dos troncos los cuales aventaban sus enormes huevos hacia fuera, por lo cual su verga se proyectaba mas hacia arriba de lo normal, acaricie su abdomen, tenia algo de pancita, que le daba un aire mas sensual, su torso completamente forrado de vello remataba en un cuello grueso como de toro, sus brazos membrudos y llenos de venas, a causa del trabajo físico de mecánico, me subí a sus piernas y abriendo mis piernitas me monte como si fuera un corcel, frente a mi quedo ese objeto de placer, debía medir como unos 19 o 20 cms de largo y era muy grueso, una extraña curvatura lo inclinaba hacia la izquierda, gruesas venas lo rodeaban, su glande no estaba completamente expuesto, gruesas gotas de liquido pre-seminal lubricaban la punta de su pene, lo tome con ambas manos y no era capaz de abarcarlo en su totalidad, acerque mi nariz a la punta, su fuerte aroma me llego al cerebro, lo acariciaba con deleite y con golosa lentitud, Carlos solo se retorcía acostado en el sillón sin abrir los ojos.
«Bésame preciosa»-me tomo de la cintura y me acerco a su cara, recostándome en su pecho velludo, el sentir el contacto de su piel ardiente con mis pezoncitos provocaron que se me pusieran como piedritas, yo le daba pequeños besitos en los labios, su espeso bigote me picaba mi nariz, pero el tomo mi cuello con una mano e introdujo su rasposa lengua en mi boquita hasta mi garganta, abrí los ojos sorprendida por su acción tan cachonda, -«chupame la lengua» tome su lengua con mi boca y se la succione suavemente, después me pidió que metiera mi lengua en su boca y me la estuvo succionando largo rato, provocando que mi rajita se humedeciera con palpitaciones que retumbaban en mi cabeza, me bajo mi blusita de tirantes poniendo al descubierto mis pequeños pezones de un color rosita claro, se los metió a la boca chupándomelos, yo solo me retorcía en sus brazos, estire mi mano y alcance su verga que no había perdido fuerza, al contrario, abundante liquido pre-seminal escurría por su grueso tronco, haciéndola mas apetecible, el se dio cuenta de mi deseo y me pregunto:
¿Le quieres dar un besito? -El tono ronco de su voz hizo que me sonrojara, y una tímida risita salio de mi boca, como aprobando su petición.
Como estaba acostado en el sillón de tres plazas, se sentó a
lo largo poniendo una pierna a lo largo y la otra pierna flexionada apoyando el pie en el suelo, yo me semi-recoste en el espacio que quedaba libre y tomando la verga de Carlos con ambas manos la acariciaba tímidamente, arrancándole gemidos de placer
«Chupala mamita»
Saque mi lengüita y la acerque a la punta, le di una ligera lamida, su liquido pre-seminal formo una baba espesa de su verga a mi boca, con un dedo la separe de su pene y me la metí a mi boca para probarlo, era tibio y tenia un sabor a saladito, que no me desagrado, olía a un perfume mas fuerte de los que yo estaba acostumbrada, acerque mi boca y le di un beso, en un movimiento involuntario Carlos se retorció de placer, pero no habría los ojos, solo estiro su mano y jalo la piel que cubría su pene, poniendo al descubierto su glande rosado con forma de hongo «métetelo a la boquita», me pidió de nuevo, «pero no me a caber, es enorme» –le respondí- «solo la puntita, bebe, chupala como su fuera una paleta», procedí a engullir ese capullo de carne caliente, extendí mi boca al máximo y metí un trozo de carne masculina, solo destinada a mi madre, pero que en ese momento era su pequeña hija de 8 años, quien satisfacía los requerimientos de su hombre, en un movimiento masturbatorio levantaba su pelvis hacia arriba y hacia abajo, follandome por la boca, su miembro me llegaba a la garganta, pero no retrocedí un momento, no me iba a echar para atrás, si era lo que mas deseaba desde que vi su verga en la alberca.
La tomaba del tronco y la trataba de acostar hacia su ombligo, pero rebotaba hacia mi rostro balanceándose de un lado a otro, me entretenía jugando con su verga, repitiendo esa acción tan excitante, me la introduje a la boca de nuevo chupandola con frenesí, leves quejidos invadieron la sala, un delicioso olor a sexo incestuoso entraba por mi nariz y me llegaba a mi cerebro aniquilando cualquier pensamiento moral, solo éramos una hembra y un macho, me tomo de ambas orejas y me jalaba mas hacia su miembro para hacer mas profunda la mamada, abundante saliva brotaba de mi boca, resbalaba por su tronco y se depositaba en su pubis, «chupame los huevos», baje a sus testículos peludos y los metí en mi boca uno a uno dándole ligeras chupadas, de pronto se puso de pie,»chupamela parado eso me calienta aun mas, ver a una mamita mamando su primer verga es maravilloso», se puso de pie a un lado del sillón y me pidió que me arrodillara, pero por mi corta estatura no alcanzaba a meterme su verga completamente,solo la cabeza, así que me cargo en sus brazos y me sentó en una esquina del sillón, después el se acerco a mi y colocando una de sus rodilla en el descansa brazo del sillón y el otro pie en el piso formando un 4, apoyo una mano en el respaldo del sillón coloco la otra en mi cabeza y me penetro de nuevo por la boca, follandome como si fuera una vaina, lo tome por la cintura para que no me ahogara de verga, porque sus movimientos de cadera eran muy fuertes y contundentes, mi pequeño cuerpo era completamente ocultado por su enorme anatomía masculina, tomo mis manos y las puso en sus redondas nalgas y las acaricie lentamente, estaban peluditas, inclino su cabeza hacia atrás y solo se oía su respirar agitado, en verdad que lo estaba disfrutando, me estaba follando fuerte por mi pequeña boquita, sus huevos se balanceaban de un lado a otro rozándome la barbilla, mis ojos parecían querer salírseme del tremendo esfuerzo de atragantarme de su enorme verga.
-huffff- huuuuufffffff- que buena eres mamando verga, de verdad- me decía con voz muy agitada -Hhhhhaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhaaaaaaaaaa
Hhhhhhhhoooooooooooooooooooommmmmmmmmmmmmoooooooo
En la habitación solo se escuchaba el chupeteo de mi boca hacia su miembro
«chop, chop», que delicia tener semejante pedazo de verga para mi solita, el la sacaba de mi boca y se escuchaba un sonido como al descorchar una botella por la succión que aplicaba a su verga, la retiraba y me veía fijamente a mis ojos, yo lo miraba suplicante pidiéndole mas verga, ahora era yo quien lo buscaba y el solo sonreía orgulloso
¿Quieres mas verga, preciosa?»
Si-
¿Si, que?
«Quiero mas verga»
«dime; quiero más verga papacito….»
«Dame mas verga papacito»
«Aquí esta nenita, toma mi verga, chupala, que es toda tuya princesa»
Me daba ligeros golpecitos en mis mejillas con su garrote, yo estaba súper mojadita,
la tome con ambas manos y la dirigí a mi boca sedienta, arrancándole gemidos de placer al macho….
-Hhhuuuuuufffffffffffff, que riiiiccccooooooohhoooooouuuuummmmmmm
Exprímeme el garrote que lo traigo hasta el tope de leche para ti mi pequeña putita
Así, asiiiiiiiiiiiiiiiihhiiiiiiiiiiiiii chupa, chupa, ya mero siguuuueeeeehhhheeeee hufffff!
Saco mi chupón de carne de mi boca y se empezó a masturba en mi cara «saca tu lengüita preciosa» «ya mero viene tu llleeeeeeeeeeeeeeeccccchhhhitaaaa hhhhhhaaaaaa»
¿Cuál lechita? -pensaba- en eso estaban mis inocentes pensamientos cuando de pronto gruesas gotas de un liquido blanquecino salieron disparados de la punta de su verga con tanta potencia que un enorme chorro de semen me tapo un ojo, de tan potente y espeso, los demás chorros fueron a dar a mi cara y cabello, conté casi nueve disparos de leche abundante, solo los últimos dos se depositaron en mi lengua, los probé y su sustancia y sabor hicieron que se me enloquecer mis 5 sentidos, usando su verga como cuchara los recogió de mi rostro y me los metía en la boca, así estuvo juntando sus mocos y metiéndolos a mi boquita, todavía me pidió que se la exprimiera bien «sácale hasta la ultima gota de leche, mi vida»
Con ambas manos tome ese garrote, y lo fui exprimiendo hasta la punta, sacando una gruesa gota de semen, lo tome directo del envase y lo engullí golosa,
«que linda niña, tan obediente, desde hoy serás mi nena consentida»
¿Qué te salio de la verga? –pregunte intrigada y con el semen escurriendo por mi barbilla
«es semen, con esa lechita se forman los niños»
¿Voy a tener un niño? –pregunte asustada-
«No preciosa, necesitas que esa lechita te entre aquí»
Me contesto poniendo su mano en mi rajita, que estaba muy mojada de la excitación la cual formaba una mancha sobre mi diminuto short.
«pero no te preocupes, solo eres una bebe, cuando seas mayor y tengas novio, puede ser…
«Pero yo quiero que tu seas mi novio», -le dije mirándolo a los ojos-
¡Pero yo soy tu padre!, respondió Carlos divertido, pero con cierto orgullo en su voz,
No me importa, quiero que estés siempre conmigo, y mamarte la verga cuando tu quieras…
«Mira pequeña, podemos ser novios, siempre y cuando tu mami no se entere de lo nuestro, debemos tener cuidado de que no se de cuenta, solo así podremos ser «noviecitos»
¿Y cuando seamos novios, me vas a meter tu lechita en mi cuquita…?
«ya somos novios» ¿no?
– – Si – -le respondí sonriendo con coquetería, aun con el sabor de su semen en mis labios
«Solo déjame tomar un respiro y horita te hago ver el cielo y las estrellas sin ser de noche je je je, pero para eso debes darme una chupadita, para que se despierte nuestro amiguito» –señalando su verga flácida, que colgaba de manera graciosa, aun en ese estado tenia un tamaño respetable, me acerque de nuevo a su polla y la tome con mi boquita, ahora si me cabía la mitad y ya no estaba tan dura, estaba tibia y suavecita, retire su piel que cubría su cabeza y le di unos buenos chupetones, que maravillosa es la juventud masculina, en unos cuantos momentos sentí de nuevo enderezarse la verga de Carlos, llenándome de nuevo el espacio bucal con su portentoso tamaño, «espera nena, tengo que preparar el camino», me acostó en el sillón, quitándome el diminuto short rosa, después tomo mi calzoncito y colocándoselo en la nariz, aspiro su aroma «mmmmmhhhhhhhh hueles rico preciosura, a banquete de reyes» y en verdad que se iba a dar un banquetazo con mi cuerpo virginal, coloco su cabeza entre mis piernitas e introdujo su lengua rasposa en mi rajita dándole pequeñas lamidas, eso me tenia con los ojos en blanco, no quería que se detuviera, lo tome de los cabellos y hundí mas su cabeza entre mis piernas, el entendió mi movimiento y metió la punta de su dedo en mi pequeña rajita, salte de la impresión, pero no retrocedió en su caricia, me estaba dedeando y con su lengua acariciaba mi diminuto clítoris, que estaba duro como piedra, «hhhhhhhhhhhhhhooooooooooooooo» «no pareeeeeeeeeeeeeeeesssssssssss hooo»
Meteme todo el dedo, quiero sentirte entroooooo ohhhhhhhhhhhhmmmmmhhh
-«no reina, el dedo no, mejor esto»-señalándome su vergota
– – – – «te voy ha hacer mujercita»– – – –
Se levanto, masajeando su enorme espada de batalla, que estaba durísima y gorda, desafiando la gravedad.
«esto te va a doler un poco, pero siempre pasa esto la primera vez, pasado la primera parte, me vas a pedir verga a mi o a cualquier macho»
-No Carlos, yo solo quiero estar contigo – exclame-
Aun no acababa de decir esto, cuando ya tenia la punta de su polla, justo a la entrada de mi rajita, separando mis labios vaginales con su tremenda herramienta, no pude evitar soltar un grito de dolor, por la desigual cúpula, yo una pequeña nenita y el un hombre de treintaytantos follandose a una pequeña,
¡hhhhhhhhhhhhaaaaaaarggggggggggg! –exclame-
¡No Carlos, no sigas! –detente por favooooooooooorrrrrrrrrrrhhhhhhhrrr
-noquiieeeeeeeerooooooooooooooohhoooooggggggggg!—
Era demasiado tarde, ya tenía la cabeza adentro de mi cuevita, en un violento movimiento de cadera, empujo el resto hasta sentir sus huevotes en mis nalguitas, sentí que la vista se me nublaba, todo empezó a girar a mí alrededor, caí en un desfallecimiento, no supe de mí.
Cuando recobre el sentido, nada había cambiado, estaba atravesada por la verga de mi padrastro, quien no había dejado de follarme, pero el dolor estaba desapareciendo por lo dilatada que ya estaba, el comprendió y empezó a follarme mas rápido, acariciando mis pezones, sus embates hacían rechinar el sillón, poco a poco fue tomando velocidad, ya la sacaba a la mitad y la volvía a meter hasta el fondo, sacándome quejidos que eran de dolor y placer al mismo tiempo, hasta que el dolor desapareció por completo, poniendo al descubierto nuevas sensaciones de las que nunca creí imaginar, cuando sacaba su polla sentía un vació extraño en mi vientre y yo misma me empujaba hacia el, para hacer mas profunda la penetración, mis labios vaginales se proyectaban hacia fuera rodeando su verga como un estrecho anillo, por lo distendida que estaba, así estuvimos follando un buen rato, hasta que sentí que me tomo de mis piernas, las levanto colocándolas en su pecho, metió un dedito de mi pie en su boca succionándolo suavemente una corriente eléctrica recorrió mi espalda agitándome sin control, el tomo mas velocidad en sus embestidas.
«hhhhhhhhhhhhhhhaaaaaaaaaaaaaaa chiquita que rica estas, tan apretadita»
«hooooo cielos, no quiero terminar nuuuuuunnnnncccaaaaaaaaahhhhh»
Te estoy follando perrita tal como lo querias, gozaaaaaaaallllllaaaaaaaaahhaaa
Sus palabras me calentaron tanto que sentí una erupción en mi interior…
¡Carlos! –Exclame- siento que hago pipiiiiiii-
«no bebe, es tu primer orgasmo, no te detengas, báñame la verga de tu néctar preciosa
¡Sentí una deliciosa explosión que me transporto lejos de ahí…al paraíso!
Mis contracciones, apretaban su verga deliciosamente…lo que provoco que no pudiera detener más su eyaculacion
«yo también ya me vengooooooooooohhoooooooooooooo……-
Toma pequeña zorra, te llenooo de leche..eeeeeeeeeeeeeehhhhh
Su verga descargo su potencia masculina en mi pequeña vagina, retacandome de atole tibio y espesote. Sus palpitaciones las sentí en mi pecho, de tan profundo que me llenaba, se desplomo encima de mí, bañado en sudor, pero con una amplia sonrisa de satisfacción…
– – ¿Te gusto?- –
—Fue m-a-r-a-v-i-l-l-o-s-o—conteste con un hilo de voz, aturdida por la gran cogida de la que había sido objeto.
Su verga resbalo de mi interior, extrayendo sangre y semen mezclados en una sustancia extraña, Carlos me limpio con un pedazo de papel higiénico húmedo, me puso una pomada anestésica para el dolor, me vistió y me llevo cargada a mi camita, me acostó y me abrigo muy bien, cerré mis ojos satisfecha pero muy cansada, no pensé que hacer el amor agotara tanto…deposito un suave beso en mis labios y se marcho a su recamara…
Una ardiente relación nació a partir de ese día, Carlos se metía a mi recamara a altas horas de la noche, cuando mi madre dormía, me despertaba con su verga erecta metiéndomela en la boca, me follaba como loco, llenando al tope mi vagina de leche, y se marchaba satisfecho de poderse coger a la madre e hija, esto no era de todos los días, pues también tenia que cumplir con mi madre, para no despertar sospechas. Pero esperaba sus visitas nocturnas con ansiedad. Aprovechábamos cualquier ocasión para entregarnos al placer del incesto, días después estreno mi culito, para pertenecerle por completo, a veces era yo quien me metía cuando el se duchaba y tomando su verga en mi boca le daba sus buenas mamadas hasta que me llenaba la boca de mocos y me iba corriendo a desayunar, ya con mi estomago semi-lleno de leche.
Nuestra relación incestuosa duro el tiempo que mi madre quiso, su hambre de sexo la llevo a ponerle los cuernos a Carlos, con quien nuca se caso, conoció un policía rubio, guapísimo, igual de bien dotado que Carlos, me di cuenta por lo gorda que se veía su bragueta, pero con Luís, que era el nuevo juguete sexual de mi madre, no hubo química para que naciera algo entre los dos, me imagino que el me veía como una niña, a pesar de que puse todo de mi parte para seducirlo, dejando que viera mi cuquita depilada, usando faldas mas cortitas y sin calzones, pero Luís ni enterado, pensé que todos los hombres eran igual de calientes, afortunadamente no es así, ni hablar, pero yo me daba mis buenas escapadas al taller de Carlos y follabamos toda la tarde, fuimos amantes y hoy que ya soy mayor, estamos juntos, la diferencia de edades es notoria, pero sigue conservando ese vigor sexual, tan salvaje, que no tengo necesidad de buscar mas sexo que el que el me proporciona.
Fin.
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