Los recursos sexuales en aquellos tiempos de la represión sexual
Como follarse a la almohada
En mis largos días de viajes por todas las tierras de España desarrollando mis labores comerciales; alojado en aunque confortables hoteles de cuatro estrellas, fríos de sentimientos, ya que dormir en un hotel por muy lujoso que sea, hacerlo sin dama, resulta triste y desolador. A los hoteles se va a follar, y una vez bien follado, a dormir.
Y como el hambre, (en este caso hambre sexual), agudiza el ingenio; cansado de tanta “paja” monótona, una noche abrazado a la almohada, pensando en mil aventuras amorosas, de súbito me vino una idea luminosa: ¡Coño! Y porque no me follo a la almohada de la que estoy abrazado.
La idea me sedujo. Debo aclarar, que, la cama era de matrimonio, por lo que la almohada era de la dimensión adecuada: más o menos de la talla de una mujer de un metro sesenta centímetros. Una almohada de cama individual no sirve para follarla, ya que no se puede maniobrar de forma que sea más real la follada. Me explico.
Primero; la almohada no debe ser ni muy dura ni muy blanda, porque si es muy blanda, el agujero que hay que hacer “para meterla” no resulta lo suficiente compacto para “sentirla dentro”; y si es muy dura, no se puede hacer bien el “coñito artificial”.
Una vez dado con la almohada ideal, se maniobra de la siguiente forma: En uno de los cuatro picos que tiene toda almohada, el dedo pulgar de una mano, introducirlo hasta lo más profundo que se pueda, de tal modo, que el pico se haya invertido, es decir: que en vez de pico, lo que hay hora es “un coñito”. ¡Bien!
Colocar la almohada entre las piernas, de modo que la polla se introduzca en ese orificio, con las piernas hacer presión a la almohada de modo que “el pijo” quede bien aprisionado. La otra parte de la almohada, ya hemos dicho que es de 1,60 cm por lo que queda justamente a la altura de tu cara; así puedes abrazarla, besarla, y cuando venga el orgasmo, hasta morderla.
Una vez la almohada debajo, bien abrazada, sólo queda follarla con los movimientos clásicos de, mete y saca. Puedo asegurar, que me he follado bastantes almohadas y me han dado un gusto terrible. Además son tan agradecidas, que una vez folladas no te piden nada.
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