Te escribo para contarte de mis vacaciones en casa de mis abuelos en el campo. Espero que me entiendas todo lo que te digo para que me des tu consejo ya que me encuentro un poco confundida.
Resulta que partimos en el auto de mi papa, que solo nos fue a dejar allá, debido a que la tenia que trabajar, y por esa razón no se podía quedar con nosotras.
El caminar sola por el campo, recorrer los parajes solitarios, era para mí muy agradable ya que podía descansar de todo lo que me había tocado estudiar. Mi hermana menor, Paola, se quedaba en casa puesto que no le gusta caminar como a mí.
Cierta tarde, caminaba por unos parajes nuevos para mí, oía el canto de los pajarillos, el sonido del aire al pasar por las hojas de los arboles. Era en realidad delicioso sentirlo. Me senté sobre una roca y observe hacia la distancia con la mirada perdida, sin mirar a nada en particular.
Luego de estar bastante rato así, me levante y me di a subir un pequeño cerro para mirar desde allí hacia la casa de mis abuelos. Al llegar a la cima, y mirar desde allí, todo se veía tan pequeñito. Miraba de aquí para allá en fin. Solo miraba.
Me senté a la sombra de un árbol que había allí, y me puse a pensar. Sin querer me recordé que días atrás, nos habían visitado una familia amiga de mis padres y que se habían quedado a pernoctar en casa. Eran jóvenes. Ella tendría unos 19 años y el no mas de 21. Aquel día se había preparado una comida exquisita y ellos los mayores habían bebido bastante licor.
Cerca de las 24 horas, mi madre les indico la pieza donde se acostarían. Yo estaba con mi hermana en la pieza. Paola ya dormía plácidamente. Mis padres se fueron a su dormitorio al segundo piso y todo quedo en silencio. Algo, quizás de lo que había comido me afectaba el estomago, y ello no me dejaba dormir.
Luego de alrededor de una hora, sentí ruidos en la pieza contigua. Silenciosamente me levante y me dirigí hacia el baño. Al pasar por el dormitorio del lado la puerta estaba entre abierta muy levemente, y la luz del velador estaba encendida. Me detuve y cuidadosamente mire sin hacer ruido. Lo que vi me dejo perpleja, Marjorie, así se llamaba, estaba chupándole el miembro a Cristian. Estaba hincada sobre la cama y el de pie al lado. La tomaba de la cabeza y se la acercaba hacia el con bastante ahínco. Él echaba la cabeza hacia atrás y gemía suavemente.
Ella movía su cabeza hacia atrás y hacia delante. De pronto el miembro de Cristian desaparecía completamente en la boca de Marjorie. En realidad no veía de que tamaño era aquel miembro. Luego de unas breves sacudidas Cristian saco su miembro de la boca de Marjorie y ahí si lo pude ver, en realidad era de un tamaño bastante grande, semejaba una berenjena, gruesa y negruzca.
Luego de ello Marjorie se tendió en la cama y Cristian se puso sobre ella y apuntalo su miembro a la entrada de su vagina y comenzó a empujar. Puso las piernas de Marjorie sobre sus hombros y se dio a metérselo. Desde la posición en que me encontraba solo veía cuando Cristian lo sacaba.
Aquella visión empezó a provocar en mi algo que era inusual, es cierto que había leído algunas revistas que mostraban los genitales masculinos y femeninos, pero nunca los había visto en acción. Entonces como te decía, algo en mi me hacia creer que aquello era excitante. Sentía dentro de mí algo que me decía que me tocara mi cosita. Acerque mi mano entre mis piernas y sentí que estaba mojada, lo cual me asusto de sobremanera. Entretanto Cristian y Marjorie se movían como locos. Cristian tratando de entrar mas y más y Marjorie abriendo sus piernas para facilitarle la tarea. Yo me sentía nerviosa, en realidad temblaba. Metí mi mano entre mi calzón y mi cosita y el sentir mi mano allí, fue exquisito.
Marjorie, jadeaba, pedía que se lo metiera mas, Cristian no amilanaba y empujaba. La cogió de las caderas y la levanto acomodándola de mejor manera para entrar mas adentro. Pronto, parece que ya no daban mas, Cristian le dijo a Marjorie que no aguantaba. Rápidamente ella se dio vuelta y cogió el miembro y nuevamente lo llevo a su boca y saboreándolo, lo metió totalmente entre sus labios. No me imaginaba como podía caber esa cosa tan grande dentro de su boca. Finalmente vi que Cristian tomo a Marjorie de la cabeza y empujo sus caderas hacia su cara y exclamo: ¡Uuuuuhhhhmmmmmaaaaaaaaa! Luego quedaron acostados el uno junto al otro.
Sigilosamente, me fui a mi pieza, y me acosté, no sin antes pasar nuevamente mi mano por entre mis piernas. Era realmente exquisito lo que yo estaba sintiendo. Algo me decía que me introdujera uno de los dedos entre los labios de mi vagina. Estaba realmente mojada. Mi dedo entraba sin mayor esfuerzo. Y así, acariciándome, me quede dormida.
Y así, recordándome de aquellos momentos, me sentí excitada, mire alrededor y vi que aparte de los pájaros yo estaba sola. Y apoyando mi espalda al árbol baje mis calzones y empece a masturbarme. Metía mis dedos entre los labios de mi vagina que estaba mojada ante el recuerdo de esos momentos. Quería meterlos bien adentro, para calmar esa excitación. Pero realmente nada conseguí. Solo apacigüe por unos instantes lo que sentía. Hubiera querido tener en ese momento a Cristian a mi lado, pero aunque lo hubiera estado era muy mayor para mí. De seguro que me habría rechazado primero por tener 13 años y segundo por ser hija de su amigo.
Aun excitada, retome mi camino a casa de mis abuelos. En mi recorrido hacia casa, pensaba en como podría desahogar mis ansias. Pero nada se podía hacer.
Unos primos que también estaban en casa de mis abuelos, eran mayores y ellos andaban con unas revistas escondidas, que despertaron mi curiosidad. En un momento en que ellos salieron me di a buscarlas y bajo una de las camas las encontré. Al hojearlas casi me morí de la impresión, había allí fotos de mujeres que estaban desnudas en el campo, y que estaban con un asno, en unas fotos, una de ellas pasaba su lengua por ese tremendo aparato y metía su punta entre sus labios. Había otra que se tendía sobre una banqueta bajo el asno y pasaba su miembro por entremedio de sus piernas tratando de meterse tamaño instrumento, lo cual considere que era imposible. Había otras mujeres que hacían lo mismo pero con un perro. Unas le chupaban una cosa roja, saboreándolo, otras se ponían en posición de perras y el perro les introducía su miembro por el ano. Realmente después de ver esas fotos quede muy excitada. Durante la noche soñaba viéndome en esas posiciones. Pero aquello era imposible.
Al día siguiente, me fui a caminar nuevamente, y como nunca uno de los perros de mi abuelo me siguió. Llegue nuevamente al cerro en donde había hecho recuerdos. Seguí caminando un poco mas y llegue a un bosquecillo bastante denso. Tomaba un palo lo lanzaba y Tony salía corriendo a buscarlo. Corría detrás de los conejos. Ladraba a diestra y siniestra. Era juguetón.
Luego de bastante camino recorrido, me senté a descansar. Tony se echo a mi lado y yo lo miraba.
Perro loco, le decía yo, como me hubiera gustado que fueras un hombre para que me ayudaras en mis aprendizajes. Él movía la cola como sonriendo. Recordé las fotos de la revista y sus fotos. Estaba sentada en el suelo con mi espalda apoyada a un árbol y con Tony a mi lado. Su cabeza estaba a la altura de mis zapatos y su cola al moverse me golpeaba mi brazo. Puse mi mano sobre su lomo y acaricie su pelaje, volvió su cabeza y como que me sonreía. Mi otra mano la puse sobre mis muslos. Luego la moví hacia mi entrepierna, subí suavemente mi falda y me di a acariciarme sobre mi calzoncito. Luego baje el elástico y metí mi mano entre los labios de mi vagina, estaba sintiéndome en forma muy agradable.
Mientras tanto seguía acariciando a Tony, baje mi mano hacia su estomago, y el se queda quietecito, seguramente se sentía agradado por las caricias que le dispensaba. Puse mi mano sobre su miembro que estaba aun oculto, y me di a masajearlo suavemente, tuvo un pequeño sobresalto, pero siguió quieto. Al parecer se estaba sintiendo muy agradable ya que su miembro empezó a asomar levemente. Era una punta roja y puntiaguda. Entre mis cavilaciones me preguntaba como aquellas mujeres de la revista podían haber chupado ese tipo de miembro. ¿Qué sabor tendría? ¿Sería malo hacerlo?
Con las caricias que le proporcionaba, su miembro asomo casi completamente. Medía algo así como unos 12 centímetros, estaba húmedo. Yo aun no se lo tomaba, solo lo acariciaba por sobre su cubierta. Luego de un momento acerque mis dedos y toque su miembro desnudo, estaba mojado, tibio y resbaladizo. A cada caricia mía, este engrosaba más y más. Mi curiosidad era cada vez mayor de saber si realmente se podría besar y chupar aquel miembro. Me sentía totalmente excitada.
No dudando mas, acerque mi boca a su miembro, y con mi nariz lo olí. No era desagradable. Le di un beso y Tony dio un sobresalto que me asusto. Me tendí a su lado formando una T. Tony atravesado y yo a lo largo, con mi cabeza cerca de su miembro. Me di a besárselo, y luego abrí mis labios y lo introduje. Aprisionado entre mis labios, por el interior de mi boca, pase mi lengua por la punta. En realidad no era desagradable. Es mas su sabor tenia una sensación extraña. Tony, empezó a mover su vientre muy rápidamente.
A cada movimiento suyo, su miembro aparecía cada vez mas grande. Mientras yo se lo chupaba, sentía un líquido en mi boca. Tony jadeaba. Y no pudiendo mas se levanto quedando parado bajo mi cabeza. Sus movimientos eran similares a los de Cristian cuando se lo estaba metiendo a Marjorie. Su sabor ya lo sentía exquisito. Pero Tony aparentemente no se iba a conformar con que solo se lo chupara, parece que quería otra cosa, por que con su hocico, hurgueteó entre mis piernas. Sabiendo lo que él quería me levante subí mi faldita y saque mis calzoncito. Me senté en el suelo apoyando mi espalda en árbol, abrí mis piernas y Tony se dio a pasar su lengua por mi sexo. Yo le ayudo abriéndome los labios de mi vagina. Era una delicia sentir su lengua acariciando mi clítoris. En realidad ahora me daba cuenta que eso era lo que yo buscaba para calmar mi apetito el día anterior. De pronto Tony acerco su hocico a mi cara y me lamía. Trataba de acercar su miembro a mi sexo, pero estaba muy alto. Me recordé de la revista y sacándome la faldita, me puse en cuatro patas para ser la perrita que él quería. Se monto sobre mí. Puso sus patas sobre mi espalda y acerco su miembro el cual me tocaba entre las nalgas. Me acomode bien, baje una de mis manos y tome su miembro para acercarlo a mi vagina. Al sentir el contacto de mi vagina empujo y empece a sentir como suavemente entraba entre los labios de mi vagina. Era tan rico sentir ese goce. Baje hacia atrás mis caderas abriendo mas mis muslos. A cada movimiento su miembro entraba mas en mi interior. Hasta que ya no pudo entrar mas se dio a moverse rápidamente mientras yo acariciaba mi clítoris. La sensación era fenomenal, lo sentía tan calentito dentro de mí, tan cálido, y cada vez engrosaba más y más.
Mi estado de excitación era tremendo, quería sentirlo mas adentro. Sentía que mi liquido se estaba juntado con el de Tony. Ya no podía más. En un estremecimiento sin limite sentía que estaba llegando mi orgasmo. Lo mismo pasaba con Tony. La diferencia era que su miembro estaba cada vez más grueso, sobre todo su punta, esta abarcaba todo el interior de mi vagina. De pronto empujo con tanta fuerza que sentí como su liquido me estaba mojando toda por dentro. Pero la punta de su miembro aun seguía engrosando. Pronto me di cuenta que Tony ya no hacia intento por sacarlo dentro de mí. Se quedo quieto y yo quise salirme de la posición en que estabamos, pero tampoco pude hacerlo debido a que su miembro no salía dentro de mí. Trate de forzarlo pero me dolía. Finalmente, nos quedamos así por espacio de unos 10 o 15 minutos en los cuales sentí unos 2 orgasmos mas cuando sentí que el sacaba de mi interior su miembro que estaba totalmente mojado por mis jugos y los propios del.
Por fin había sentido lo que era un orgasmo, y lo había hecho con uno de los perros regalones de mi abuelo. Lo había hecho con un adorable Pastor Alemán que desde ahora cuando viniera a ver a mi abuelo, seria mi más leal compañero.
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