Al terminar las clases me fui a Punta del Este, a la casa de mi mejor amiga a pasar dos meses. En la casa estaba, además de mi amiga, su madre, una mujer de 32 años en excelente forma -es profesora de educación física-. Cuando íbamos a la playa yo me sentía un poco avergonzada de que ellas vieran mi cuerpo, ya que no era tan perfecto como el de ellas dos. Por ese motivo yo acostumbraba a quedarme en la piscina de la casa mientras ellas iban a la playa.
Una tarde llegó la madre de Victoria -mi amiga- y dijo que llegaría más tarde ya que había ido al médico. Yo no pude evitar, en el momento en que ella me hablaba, observar sus pezones erectos transluciéndose en su maya blanca y mojada. Ella lo notó pero se hizo la distraída. En ese momento me preguntó si no quería que me hiciera un tratamiento para limpiarme la piel del cuerpo, a lo que yo contesté afirmativamente.
Me acostó boca abajo y comenzó a hacerme masajes, primero por el cuello y lentamente sus manos fueron bajando por mi espalda. Yo sentía un gran placer pero de repente me sorprendí al notar sus manos bajo mi malla acariciando mis nalgas. Yo le pregunté qué hacía y ella me respondió que en las nalgas también había piel. En ese momento, avergonzada por creer que había reaccionado mal le pedí que continuara.
Sus manos continuaron acariciando mis nalgas; incluso ya me estaba dando placer cuando sentí sus manos en mi vagina por un instante. En ese momento ella me dijo que me desnudara, ya que la malla le dificultaba el trabajo. Yo le obedecí y me desnudé. Al hacerlo ella notó la erección de mis pezones y se sonrió. Me acosté pero esta vez con las piernas separadas para que -según ella- me realizara el tratamiento en la parte interna de las piernas. Comenzó a pasarme jugo de frutas por las piernas y lentamente comenzó a lamerlo. De las piernas pasó a mi vagina y luego a mi culo. Luego me dio vuelta y se metió uno de mis senos en su boca. Yo no reaccionaba, no entendía lo que pasaba. Ella me dijo que fuera a su cuarto y la esperara.
A los 5 minutos llegó al cuarto con el uniforme de mi amiga y unas ligas rojas. Me pidió que metiera mis manos debajo de su pollera; yo lo hice y en ese momento tomé el control. Yo estaba medio enojada y quería hacerle todo lo que ella me había hecho. Le arranqué la bombacha y las ligas, dejando su perfecto culo redondo al aire. Comencé a lamerlo, una y otra vez, le abrí las nalgas y pasé una y otra vez mi lengua. Luego le abrí las piernas y comencé a lamer su vagina, al tiempo en que ella se sacó la camisa y el corpiño.
Luego de quedar completamente desnuda al igual que yo me sugirió la idea de imitar una relación heterosexual y yo acepté. Tomó un pene de plástico con una especie de cinturón y me lo colocó. Después se acostó boca abajo y me pidió que se lo metiera en el culo. Yo lo hice, al principio no sentía nada pero ella gemía y me pedía que lo moviera. Al darse cuenta de mi inexperiencia, se colocó el cinturón con el pene, me abrió las piernas y me clavó el pene de plástico en el culo. Lo hacía una y otra vez, al mismo tiempo que con una mano me acariciaba la vagina y con la otra los senos. Yo tenía ambas manos en sus nalgas, con ellas hacía fuerza para que el pene entrara más.
Todo esto duró como una hora y media. Nos cambiamos el cinturón cuatro veces, pero esto no termina acá. Yo no podía creer lo que había hecho, estaba confundida pero realmente me había gustado. La experiencia con la madre de mi amiga me dejó una duda: cómo se tiene una relación homosexual. La madre no me contesto mi pregunta, me dijo que ella no sabía. Llegó la noche y no me podía dormir pensando en ello. Yo dormía en el mismo cuarto que mi amiga Victoria y casi sin pensarlo se me ocurrió una idea. La desperté y le ofrecí Coca Cola -la cual contenía pastillas para dormir disueltas-. Ella se la tomó toda y a los 10 minutos cayó en un profundo sueño. Aprovechando la situación, la desnudé y comencé a lamerle todo el cuerpo, luego puse mi vagina sobre sus labios y me empecé a mover para recrear la situación. Su culo era igual al de su madre, por eso me lo chupé todo, una y otra vez, lo mismo hice con sus tetas. Para terminar hice lo que me causó más placer, la besé en la boca, lamí todo su interior, chupé su lengua y labios. Al terminar la vestí y me fui hacia mi cama.
Compartir la entrada "La madre de mi amiga"