Hola, me llamo Mariana y estoy en cuarto año de liceo. Me considero lesbiana desde la escuela, cuando descubrí que me gustaba mucho ver a mis compañeras desnudas en las duchas. La historia que les voy a contar sucedió hace ya unos meses. Mi vecina tiene una hija de 12 años, que de vez en cuando duerme en mi casa. Una noche de sábado, llegué de un baile como a las 4 de la mañana y la encontré en mi cama. Prendí la luz, la desperté y le pedí que se fuera a su cama, pero cuando se levantó, vi que llevaba puesto un short blanco muy apretado, lo cual me excitó.
En ese momento la invité a quedarse en mi cuarto y ella aceptó. Despacio, cerré la puerta y las cortinas de las ventanas y le dije que íbamos a jugar un ratito. Le tapé los ojos con un pañuelo y le dije que tenia que adivinar lo que iba a tocar. En ese momento me saqué la falda y la braga, tomé su mano y comencé a pasarla sobre mi vagina suavemente, luego por mi ano, mis senos y finalmente comencé a lamerle la mano. Ella, en ese momento, se quitó el pañuelo. Yo me asusté, pensando que correría a contárselo a mis padres, pero en vez de eso ella también se desnudó.
Comencé a tocarle su perfecto cuerpecito; todavía no había desarrollado sus senos pero su culo era de maravilla. La acosté en la cama, le abrí las piernas y comencé a pasar mi lengua por sus piernas y vagina. Ella hacía unos movimientos y sonidos extraños pero cuando le pregunté si le gustaba ella dijo que sí aunque quería hacer algo más. Yo le dije que hiciera lo que quisiera con mi cuerpo. Tomó mis senos y comenzó a lamerlos y morderlos, luego me pidió que me acostara boca arriba, colocó su vagina sobre mi cara y su boca sobre mi vagina. Al mismo tiempo comenzamos a chupar y a lamer. Luego de un rato le coloqué la braga en forma de bikini -yo hice lo mismo con la mía- y nos acostamos-. Pasamos como media hora tocándonos antes de dormirnos. Después de esa noche, tenemos la costumbre de bañarnos juntas y de vez un cuando tenemos relaciones.
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