La sorpresa que me dio mi sobrinita curiosa
Al descubrir esta página web, me he animado a contar mi historia que ocurrió hace 10 años. La verdad es que, pensándolo ahora mismo, no se me ocurriría hacer lo mismo que hice entonces…
Los protagonistas de esta historia somos yo, que tenía entonces 20 años, y mi sobrina Sonia que tenía entonces 10. Aunque hayan pasado 10 años desde entonces (ahora tengo 30 y mi sobrina Sonia tiene 20), sigo acordándome de aquellas cosas…, pero ni por asomo se lo recuerdo a Sonia, con quien me llevo muy bien. Aquellas “cosas” son tabú, cosas de la infancia y primeros descubrimientos sexuales de la adolescencia por parte de Sonia y un agradable recuerdo para mi. Pero… ¿qué pasó?. Pues tampoco gran cosa… Os cuento:
Yo con mi hermano, mi cuñada y mi sobrina Sonia me llevaba (y me llevo) muy bien, nos visitamos a menudo y nos conocemos muy bien. Una vez que iba en el coche de mi hermano con su mujer y Sonia, comentaron sus padres de cachondeo una frasecita de Sonia sobre compañeros suyos de clase que hacían “pajillas” en el autobús del colegio. Bufff, risitas en el coche y sonrojo de Sonia. Me acordé de mis años del colegio cuando varios compas del colegio se hacían pajas en plena clase tapándose solo con un libro (pero se les veía como movían el brazo. Entonces no lo pensábamos, pero seguro que el profesor se daba cuenta, jejejeje). Seguimos el trayecto en el coche y la conversación cambió y se olvidó. Pocos días después, estando yo en casa de mi hermano, tras un chapuzón en la piscina (era verano), se me acercó mi sobrina Sonia muy seria, como queriéndome preguntar algo…, pero que no empezaba.
Yo: ¿? ¿qué querías?
Sonia: jeje, nada… bueno, si… , no…, jaja
Yo: ¿si, no?. Como no te aclares…
Sonia: que si te puedo preguntar algo…
Yo: ¿Qué?, ¿qué pasa?
Sonia: jaja, es sobre lo del otro día. A mis padres no me atrevo, jajaja
Yo: ¿Qué sobre el otro día?. ¿qué pasa con tus padres? (yo no tenía ni idea de qué quería decirme. Me imaginé que intentaba pedirme algo para que yo se lo pidiera a sus padres porque no se atrevía a pedírselo directamente). ¿Les digo algo?
Sonia: No, no, no, jejeje. Es lo que dijeron en el coche……. (yo estaba callado)…. Sobre las pajillas…
Entonces empecé a sonreír como para intentar quitar hierro a la situación, porque Sonia se estaba poniendo nerviosita.
Yo: Ah… jejeje, las pajillas, jejeje… Bah, si no me enteré de nada (me intentaba hacer el “sueco” y… la verdad, es que no sabía que decir porque de aquella conversación en el coche, yo no sabía nada más que esas pocas palabras que se dijeron. Me callé un rato… y, como veía que la chica no sabía que decir, la dije): qué pasa… qué me tienes que decir que no dices a tus padres?
Sonia: Ná… es que…
Yo: Es sobre las “pajillas” que viste?
Sonia: Psi…
Yo: ¿Y qué me querías contar?. ¿Fue en el autobús?. ¿Lo viste bien?. ¿Te decían algo?. ¿Sabes qué hacían? (le hacía varias preguntas a la vez, porque no sabía bien qué quería)
Sonia: Ná… Sí. En el autobús. También en el cine del cole. Me llaman y me dicen que vaya… jejeje.
Yo: No les hagas ni caso. Porque si no, te van a molestar mucho y no te van a dejar en paz. Mejor les haces una risa despectiva y te vas
Sonia: Ah. Vale
Sonia se quedó con una carita como un poco decepcionada cuando oyó mi consejo. Yo se lo daba en serio, aunque estuviera riéndome y tomándolo un poco en broma.
Yo: ¿Qué pasa, que te gustaba mirar de reojo?. Jajaja. Puedes mirar de reojo, pero que no te lo noten, jejeje. Y además, menudas pajas birrias serán las de tus compañeros de clase, jajajaja
(aquí metí la pata al menospreciar las pajas de sus compis, porque a Sonia le empezó a picar la curiosidad…)
Sonia: ¿Por?
Yo: Son niños pequeños salidorros, jajaja
Sonia: ¿Tú te haces pajas? (a mi me entró entonces una risa y no sabía que decir)
Yo: jejeje. ¿Por qué me preguntas eso?, jejeje
Sonia: ¿Sí o no?
Yo: Alguna vez…
Sonia: ¿Con más gente como “ellos”?
Yo: Noooo. Cuando era pequeño también había un grupito que se hacía pajas en clase y en el cine… pero yo no era de ellos. En público, no.
Sonia: Ah. Pero… te haces pajas entonces, ¿no?
Yo: jajajaja
Sonia: ¿Puedo ver alguna?
(y yo seguía riéndome… pero ahora no sabía por dónde salir)
Sonia: Dí. Solo para mi, y yo no digo nada, ¿eh?
Yo: ¿Te gustaría?. ¿Por qué?
Sonia: Si me gustaría… No se… ¿puedo?
Yo: Es que… (me empezaba a poner nervioso). Como tú quieras… (pasaron unos segundos en silencio con sonrisitas… y yo ya me estaba empezando a excitar sexualmente). ¿Qué hago? … … … (no dice nada Sonia. Solo sonríe). ¿De verdad me quito el bañador?
Sonia: Si
Entonces, la suerte está echada. Compruebo que no nos puedan descubrir porque mi hermano y su mujer también están en la casa. Vamos a otra habitación más discreta y allí, le vuelvo a preguntar a Sonia:
Yo: Entonces, ¿me bajo el bañador y me haces una paja?
Sonia (con sonrisa picarona): Si.
Pues, dicho y hecho, me bajo un poco el bañador, le enseño los pelos del pubis y la digo “¿A que estos pelos no los tienen tus compañeros de clase?”. Y después, voy bajando mi bañador hasta abajo quedando yo completamente desnudo. No tenía todavía la polla tiesa, pero si un poco morcillona.
Sonia: Halaaaa
Yo: jejeje, mucho más grande que lo que habías visto, ¿a que sí?
Sonia: Siiii (me acerqué a ella y le puse mi polla cerca de su cara. Ella miraba la polla, los huevos y eso me excitaba por lo que la polla empezó a empinarse)
Yo: Ahora me vas a hacer una paja. Mira que dura y que grande se va a poner. A ver tu mano. Agarra mi polla (y, con un poco de cuidado, Sonia alzó la mano y me agarró la polla. En ese momento, mi polla dio un brinco como si estuviera viva)
Sonia: jejeje, que caliente está…… y que grande. ¿Y ahora que hago? (la pobre estaba nerviosa y obnubilada, jajaja. Le agarré su mano que estaba sobre mi polla)
Yo: Mira, haz así: sube, baja…. así (y con mi mano guiaba la suya sobre mi polla, que se había descapullado completamente mostrando mi glande en todo su esplendor. Ella no quitaba ojo a mi glande)
Yo: ¿te gusta?, ¿te gusta más que los de tu clase, a que sí?
Sonia: Siiii. Es mucho más grande y es más distinta (decía mientras subía y bajaba su mano por mi polla)
Como no estábamos solos en la casa, yo estaba agudizando el oído por si acaso alguien se acercaba a la habitación para subirme corriendo el bañador. La situación no era perfecta y se lo advertí a Sonia.
Yo: Aquí no podemos estar mucho tiempo, pero en otro momento me pajeas hasta sacarme la leche
Sonia: Eso sí que no lo he visto nunca. Lo he oído pero nunca lo he visto. Espera: vamos al sótano y allí te pajeo, ¿vale? (el sótano estaba más lejos y daba un poco más de seguridad, así que, me subo el bañador, intento disimular la super-erección que tengo y procuro no pasar a la vista de nadie… Y llegamos al sótano). Aquí no nos van a pillar, jejejeje. Bájate el bañador (y mi polla morcillona, vuelve a ponerse en pie. Vuelve a agarrarme la polla Sonia y vuelve a pajearme. Entonces, me coloco más cómodamente y ella se acerca mucho a ver, con mucho detalle, como es mi aparato reproductor, pene, glande, huevos…)
Tras un rato pajeándome, la digo que mis huevos están a punto de soltar leche…
Yo: Sonia, sigue así…… que ya noto la leche q va a salir. Mira, mira…. (y no me quise cortar nada. Como Sonia también estaba en bañador, ni me retiré cuando mi pene empezó a eyacular). Ya sale, ya saleeeeee
Y, zas, zas, zas…. Unos chorrazos de semen que fueron a parar a su cuerpecito y chorreando por su mano. Yo me encargué de chupar el semen que caía en ella diciendo “que rico. Tienes que probarlo”. La di un poco de un churretón de semen para que lo probara como yo.
Yo: Y otro día tienes que bebértelo todo de mi polla. El semen tiene muchas proteínas, vitaminas y sales minerales. No hay que desperdiciarlo (eso decía para intentar convencerla para que me chupara la polla en otra ocasión…. Y vaya que sí resultó, jejeje)
Y, tras intentar limpiar un poco los restos de semen, me subí el bañador y volvimos los dos a la piscina para intentar disimular esas manchas en el bañador de Sonia.
A ella le gustó mucho…, pero yo me quedé pensativo si había hecho bien… Tras varios días, Sonia volvió a pedirme que si podía hacerme una paja…, y para entonces ya no opuse tanta resistencia, jeje. En esos meses de verano, Sonia me pajeó varias veces más, se tragó mi semen y empezó a chuparme la polla en la tercera ocasión que vino a pajearme… así que no puedo quejarme de ella. Sus curiosidades sobre las “pajillas” de sus compañeros de clase quedaron saciadas con mi polla, más accesible y más discreta para ella, porque yo no iba a decir nada. Tras varios meses, ya no me volvió a pedir más que me desnudase para ella, y yo no hice ninguna referencia más. Han pasado 10 años desde entonces, y no se ha vuelto a hablar del tema. Su curiosidad quedó saciada.
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