Cuando sonó el timbre no me imaginaba que pudiera ser la asistenta que venía a ayudar a mi madre en las tareas domésticas.
Además cuando abrí la puerta, me pareció una bendita casualidad. Nos conocíamos del colegio de los niños. Nunca habíamos tenido una conversación “insinuanente”, pero sí que habíamos mantenido la mirada con un cierto brillo en los ojos. Ella estaba casada y no quería meterme en complicaciones añadidas.
Era alta, tirando a delgada, muy atractiva, sensual, con unas piernas largas y muy proporcionada .Me gustaba.
-Hombre, que casualidad ! No te han avisado que ésta semana mi madre está fuera ?… La pregunté mientras entraba en casa y la saludaba con dos besos mientras cerraba la puerta por inercia.
– No! vaya faena, hay una persona menos en la oficina y están liados… Bueno, no pasa nada, así tengo dos horas para mí y además tengo un tirón en el cuello que me molesta y puedo descansar. Se mantuvo en silencio y cambiando el tono de voz me preguntó. – bueno, antes de irme, ¿puedes darme un vaso de algo fresco? He venido rápido y tengo calor! me dijo mientras se pasaba la mano por el cuello y el hombro dolorido.
-Ven! la dije cogiéndola ligeramente por la cintura, mientras íbamos a la cocina. Estaba claro que conocía la casa por su trabajo porque cogió un vaso del armario y se sirvió agua.
-No prefieres una cerveza bien fría? y con un cierto desparpajo le solté… -si tienes dos horas libres, aprovéchalas y hasta te puedo dar un masaje para aliviarte tu dolor de cuello!!! Y sin dejar que contestara empezé a hablar del colegio, de las actividades de nuestros hijos, etc mientras abría la nevera y la daba una cerveza.
-Vaso ó botella? la pregunte mirando a sus ojos… y tras un silencio meditado y manteniendo la mirada me dijo: -prefiero botella, gracias!
Estuvimos hablando unos minutos, yo apoyado en el fregadero y ella enfrente, en la encimera y cada vez que bebía me miraba fijamente con un toque morboso. Y , de repente, sin darle más importancia me suelta: – Y que pasa con ese masaje que me has prometido?
-Ahora mismo!! Pensaba que no podrías… le decía mientras iba al baño a buscar un aceite corporal que tenía de “otros masajes”.
La cogí de la cintura, la giré para que me diera la espalda y que apoyara sus manos en la encimera. tenía claro que debía actuar de una manera normal, educada y dejado bien claro que las riendas , desde ese momento, las iba a llevar yo… ó eso creía.
Empecé a calentarle la zona “afectada” y como no podía bajar mucho por la chaquetilla de su ropa de trabajo la pedí que se soltara un botón para ampliar la zona de masaje. Cuando consideré que ya era el momento la dije que era la hora del aceite… mientras con una mano en su ombligo y otra en su cuello la hacia sacar un poco más su culo. En ese momento, nuestros cuerpos se juntaron y tuvo que notar mi erección.
– Uff, qué frio ! dijo cuando tire un buen chorro de aceite por su cuello sin preocuparme mucho de que se escurriera por su espalda… empecé a masajear la parte izquierda de su espalda con una mano durante unos minutos y ella se contorneaba siguiendo el movimiento de mis manos y rozándome a sabiendas.
Seguí con las dos manos por la zona alta de su espalda. Era suave y no sólo por el aceite, se notaba fibrosa y con un pasado deportivo.
En un momento determinado y mientras seguíamos hablando de su dolor y bromeando sobre la la espalda de las mujeres… la pedí perdón para soltarla otro botón,estuve segundos tocando la zona que separaba sus pechos… no muy grandes, pero duros.
-Me dijo: -si me echas más aceite me va ha llegar al pantalón! entre quejosa y picante.
_ O apoyas la cabeza en la encimera ó tendremos que buscar un sitio más plano !!! … la contesté.
Creo que ya no aguantó más, se dio la vuelta y a unos centímetros de mi boca me dijó: -Tú que prefieres?.
Más que besarnos, nos comimos la boca. Ella tenía mi culo agarrado con sus manos y me atraía hacia sí y yo seguía con mis manos en su cuello y la masajeaba suavemente. Trataba de sacarme la camiseta para llegar acariciar mi espalda y mis manos ahora apretaban fuertemente sus muslos de arriba abajo, por delante y por detrás, hasta apretar sus glúteos.Pura lujuria.
Con decisión, la dí la vuelta y mientras seguíamos besando, desabroché por completo su chaquetilla y metí mis manos por debajo del top elástico que llevaba en lugar de sujetador.Se notaba que estada disfrutando y con su culo trataba de encajarse en mí.
-Tenemos que seguir con el masaje! Dije y la cogí de la mano y la llevé a mi cuarto.Ella me pidió que esperara un momento se fue por el pasillo y volvió con una toalla. -Para no manchar tu cama! dijo con una carga de lujuria y responsabilidad en su trabajo.
Nos besamos nuevamente mientras la quitaba la chaqueta y el top.La tumbé en la cama boca abajo y la pedí que se relajara.
Ahora sí que puse un buen chorro de aceite en su espalda y la dí un masaje “profesional” mientras de vez en cuando la pasaba la lengua por la espalda.Ella se arqueaba y soplaba como respuesta a mis caricias.
Sin dar más importancia, la pedí que me ayudara a quitarla el pantalón, levanto la pelvis, levantó los pies y los pantalones volaron cerca del armario. Llevaba un tanguita precioso que no me molestaba por ahora
Allí estaba … deseosa … entregada.La dije que se dejara hacer, que se relajara y que no iba a pasar nada que ella no quisiera… pero que el “profesional” era yo. Empecé desde los tobillos, con presión y por toda sus piernas, una a una, mientras que con la otra mano también acariciaba su espalda.
En un momento, me puse de rodillas entre sus piernas y separándolas un poco, acariciaba la parte interna de sus muslos.Ella subía un poco su culo pero yo seguía calentándola y acariciando cada vez más cerca de su sexo.
Separé aún más sus muslos y eche un buen chorro de aceite al final de su espalda y volví al masaje para hacer que deseara que la tocara.Ahora sí que me dediqué a sus glúteos, apretándolos con fuerza y tirando con cada movimiento de la tira de su tanga que se clavaba en su sexo y la excitaba cada vez más.
La pasé la lengua por el centro de su espalda, desde el culo hasta el cuello y al llegar arriba la pregunté si estaba bien y sólo asintió con la cabeza.
Volví a la zona alta de sus muslos y sus glúteos, fuerte, suave y con los dedos gordos iba marcando el camino hacia su vagina, pero sin prisa…cada vez más cerca… primero con los dos dedos a la vez y ahora con movimientos alternos… tocando sus labios mayores y notando su humedad. Ella soplaba y respiraba y acompañaba mis movimientos con los de su pelvis hasta que por fin mis pulgares entraban y salían de su sexo…húmedo, cálido.Yo estaba disfrutando notando su placer.
Cuando noté que sus jadeos se aceleraban, comencé a pasar mis pulgares a lo largo de su vagina, separando sus labios y llegando muy poco a poco a su clítoris y la zona perianal y así estuve un buen rato, subiendo y bajando, ya no hacia falta aceite porque estaba tan mojada que era suficiente con su humedad.
Adrede volví a acariciar sus glúteos y ella me cogió las manos y me las llevó a su sexo, quería más y la dije que iba a hacer que se corriera, que iba tener el orgasmo más fuerte y más largo de su vida pero que sería cuando yo quisiera…La di la vuelta y sin quitarla el tanga acaricie con fuerza todas las ramificaciones nerviosas de su clítoris, la zona interna de sus muslos. Ella movía la cabeza de un lado a otro y ya no respiraba …jadeaba.
Me dedique un momento a masajear sus pechos…tenía los pezones erguidos. Ahora si que la quité el tanga, levantando sus piernas y apoyándolas a ambos lados de mi cabeza.Las acaricié un momento y la dije… ahora te puedes correr!
Besé sus pechos, lamí sus pezones y bajé con mi lengua suavemente hasta su vagina…notaba su respiración y eso me guiaba…la cogí por los glúteos y la levanté hacia mí hasta que tuve su sexo en mi boca… chupaba…mordía su clítoris y metía y sacaba la lengua de su vagina todo lo profundo que podía… no pudo más… me agarró de la cabeza apretando contra su sexo y se contorsionaba… mientras repetía… me corro, me corro, me estoy corriendo… jodeeer … sigue, sigue…
Estuvo así unos segundos, me seguía apretando contra su sexo y cada vez que yo movía la lengua, ella tenía un espasmo…al final la deje caer a la cama, abrió los ojos, alzó los brazos y me pidió un beso.Estuvimos unos minutos abrazados , en silencio, mientras ella recuperaba la respiración…
-Te tienes que ir! la tuve que decir para que volviera a la realidad.
Buscó su ropa y mientras se vestía me comentaba que estaba sudada y que olía a mí.
La acompañé a la puerta y antes de abrir nos besamos y muy suave junto a su oído la dije… -cuando llegues a casa dúchate … pero siempre vas a oler a mí!
Antes de cerrar la puerta, la recordé que tenía que volver pasado mañana y que quedaban “muchos trabajos pendientes”.
Si me pedís que os siga contando lo haré… un beso y buenas noches
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