Me llamo franco y tengo 20 años. Mi relato es verídico y sucedió hace dos años cuando tenía 18. Vivo con mis padres y a pesar de tener 18 años, luego de su último viaje, decidieron jamás volver a dejarme solo. Había ofrecido una gran fiesta donde algunas cosas se salieron de control, pero nada grave. Por ese motivo es que esta vez me dejaron con un matrimonio amigo de ellos que tienen dos hijos. Yo no estaba muy de acuerdo pero no tenía opción.
Mis padres me dejaron en la casa de ellos y se fueron, estarían fuera unos 5 días.
Yo ya conocía a la familia, no mucho, porque nos veíamos en algún cumpleaños o festejos. Tenían una hija, Camila, de 15 años y un hijo, Leandro, de 19 años, aunque parecía un poco más grande de lo que aparentaba, tal vez unos 21 años, pues era más alto que yo, cuerpo atlético (jugaba al fútbol), manos y pies grandes, morocho, de ojos verdes. Los dos eran buena onda, pero Leandro, parecía no notar mi presencia.
La madre me dijo que dejara mis cosas en el cuarto de Leandro que ahí me iba a quedar. Mire a Leandro y este no expresó ningún tipo de gesto.
Llegada la noche, los dos nos alistamos y él se acostó en su cama y yo en un colchón que su madre había preparado para mí. Empezó a charlar conmigo y como a las dos horas, Después de conocernos un poco mejor y reírnos, nos quedamos dormidos.
Al otro día me levante como a las 9 am, no puedo dormir mucho cuando no duermo en mi casa, así que baje a desayunar y estaba la amiga de mi madre desayunando con el esposo y me invitaron a sentarme. Entre bocados, ella me contó que esa noche que era viernes, tenían una fiesta de casamiento e iban a asistir y me preguntaron si no me molestaba quedarme solo. Les dije que no tenía ningún problema y que vería alguna película, que no se preocuparan por mí. La madre me sonrió y me dijo que Camila iría con ellos y que Leandro volvería de la práctica alrededor de las 21 hs. seguramente directo a bañarse como hacia siempre. Le sonreí y termine mi desayuno. Ellos se fueron a trabajar y yo subí a bañarme y luego salí a dar unas vueltas. Volví a eso de las 17 y no había nadie en la casa, me tumbe en mi colchón y me quede un rato hasta que sentí que llegaron los dueños de casa. Baje y salude y me quede un rato con ellos y luego llego Camila y se empezaron a alistar para la fiesta. A eso de las 20 los tres subieron al auto y se fueron y yo me quede solo en la casa, fui al cuarto de Leandro y me instale en su computadora, para entretenerme un rato. No me di cuenta que había pasado el tiempo cuando Leandro entro en la habitación. Estaba vestido con su equipo de futbol transpirado y el pelo húmedo. Me levante de la silla y quede frente a él y le dije que me disculpara por usar su computadora pero todos se habían ido y estaba un poco aburrido. Me miro fijo y me dijo que no había problema y luego me pregunto: «Así que ya se fueron todos?» Y me quede en silencio mirándolo. Se empezó a acercar lentamente hacia mí y me empujo un poco fuerte y caí en su cama, boca arriba y con los brazos tendidos, intente incorporarme pero el ya había saltado a la cama quedando encima mío, agarro mis manos con las suyas y empezó a besarme el cuello fuertemente. Sentí como refregaba su cuerpo contra el mío mientras me besaba y podía sentir su verga que ya estaba dura refregándomela. Soltó mis manos para masajearme las nalgas y se sentía muy bien, podía sentir el olor de su transpiración que no era muy fuerte y eso me excitaba mas, como nunca antes había estado. Puse mis manos bajo su camiseta de futbol y acaricie su fuerte y escultural pecho. Me senté en la cama y el quedo de rodillas sobre la cama frente a mí, quedando su verga a la altura de mi cara. Tomo mi cabeza con sus dos grandes manos y la llevo hacia su short y me dijo que oliera profundo, lo hice y sentí todo el aroma de su verga entrando en mí y no pude evitar soltar un gemido. Se bajó un poquito el short, dejando salir apenas un poco de su bello púbico y me pidió que repitiera la secuencia. Era un aroma exquisito y notaba como su verga se ponía más dura. No había notado que tenía un gran bulto, muy grande. Se bajó el short sacando su pija hacia afuera y ahí la pude ver entera, era enorme y estaba muy dura. Tenía el color, el olor y el tamaño ideal. La tomo con su mano apretándola y con la otra mano tomo mi cabeza desde la parte de atrás y la llevo hasta ella metiéndola toda en mi boca. Apenas podía con ella, pero instintivamente mi lengua empezó a recorrer todo su tronco y enseguida escuche un suspiro de satisfacción de parte de él. Con sus dos manos en mi cabeza la llevaba de adelante a atrás rápidamente y sus gemidos iban aumentando, siguió así hasta que con todas sus fuertes llevo mi cabeza contra el al máximo. Mi nariz estaba en su vello púbico y el mentón en sus huevos y su verga llegaba hasta mi garganta. Me mantuvo ahí unos 10 segundos y me soltó junto a un gemido extremo. Me beso en la boca y me dijo que me diera vuelta, yo obedecí. Puso sus manos en mi culo y lo acaricio fuertemente. Bajo mi pantalón y mi bóxer suavemente y me lo quito. Luego siguió tocando y manoseando mis nalgas en forma circular y coloco una mano en cada nalga bien fuerte y las abrió lo más que pudo. Lo siguiente que recuerdo fue una sensación muy excitante en mi ano, era húmedo y blandito, luego me di cuenta que estaba pasando su lengua por alrededor de mi ano, eso me excitaba cada vez más y después sentí su lengua entrar en mi ano, y comenzó a hacerlo fuerte, parecía como si me estuviera cogiendo con su lengua. Ya no podía estar más excitado así que deje salir cada gemido que me provocaba. Después de unos momentos se detuvo y me pidió que se lo hiciera yo a él. Accedí sin problemas y él se intercambió conmigo de lugar, y quedo boca abajo. Puse mi cara sobre su short y lo olí, luego despacito comenzó a bajarle y su bóxer negro. Tenía el culo más perfecto de todos, el tamaño era hermoso, redondito, lampiño y muy durito. Puse mi cara entre sus nalgas y comenzó a lamerlo como si fuera un helado. Sentí su sabor en mi boca al mismo tiempo que sus gemidos. A medida que iba lamiendo acariciaba sus nalgas con las manos, ese culo era hermoso. Luego de un rato me pidió que me detuviera y que volviera a chupar su verga, así que la tome con mis dos manos y me la metí en la boca. Parecía que estaba a punto de explotar de lo excitado que estaba. Me puso en cuatro en la cama y volvió con su lengua a mi ano. Lo lamia fuertemente recorriéndolo en círculos y mezclaba penetrarlo con su lengua, me existe tanto que se me dilato bastante. Me dijo: «estas abierto, voy a entrar» y yo le dije: » si, cógeme». Tomo su verga con la mano y la golpeó contra mi culo, de a poco la empezó a meter suavemente y yo sentía un placer extremo. A medida que su verga dura iba penetrando mi ano empezó a aumentar la velocidad y cada vez más. Mis gemidos aumentaban también, tanto que pasaron de ser gemidos a ser gritos. El me decía que lo excitaba mucho que gritara así. No pude sostenerme más y quede acostado boca abajo en la cama con el adentro mío. Me rodeo el pecho y el cuello con sus brazos y apoyo el pecho en mi espalda y hacía fuerza para mantenerme abajo y su verga entraba y salía de culo. Me metió la verga hasta el fondo con toda su fuerza y los dos gemimos de placer al mismo tiempo. Le empecé a decir que me cogiera repetidas veces y más se apuraba. Volvió a metérmela toda hasta el fondo y no pude evitar venirme, y ensuciar su cama, y mientras me venía gemía y gritaba como nunca antes en mi vida. El siguió cogiéndome y al ver que me acabe se ecxitó tanto que me grito: «voy a acabarme adentro tuyo, voy a dejarte toda la leche ahí» y me tomo con fuerza de los pelos y me levanto hacia él y con el brazo opuesto rodeo mi cuello y me repetía en el oído: «voy a dejarte toda mi leche adentro, bien calentita» y lo hizo, largo toda su leche adentro de mi culo y sentí como un abundante liquido calentito entraba en mí y como sus gritos aumentaban. Luego de que el acabo nos desplomamos desnudos en su cama y me abrazo y dijo «me encanto, eres genial en esto» pero yo sé que fue el quien estuvo genial. No voy a olvidar jamás esa noche. Fue la mejor y más excitante de mi vida.
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