Mi joven esposa y la dulce chica de servicio

Tengo 30 años y un buen trabajo. Mi cariñosa esposa Miriam es médico de un ambulatorio. No tenemos hijos. Miriam trabaja mucho y no tiene ganas de hacer las tareas domésticas. Queremos disfrutar de la vida antes de tenr hijos. Miriam no es una mujer especialmente bien proporcianada, pero yo la encuentro adorable y sexy. Es muy alta, como yo y delgada tambien. Aunque tiene unas buenas caderas y piernas. Sus ojos no son grandes ni vitosos, ni su rostro. Pero tiene unas mejillas grandes y bonita boca. Me encanta besarla en los labios y mejillas. Es muy dulce y muy besucona. También chupa de maravilla. Pero lo que más me gusta son sus senos. Desproporciados por grandes, con unos pezones rojos y grandes como fresas rojas. Ella tiene complejo y no va nunca escotada y se cubre, sobretodo cuando trabaja, con grueso sujetador.
Miriam, y yo por supuesto, no puede estar ningún dia sin hacer el amor. La relaja, después de los problemas y miserias del trabajo, y disfruta mucho con el sexo. Lo hacemos cada noche, sin parar hasta que nos dormimos. En los fines de semana también. En las perezosas mañanas, si no tenemos que ir por ahí.
Hace unos días cogimos a una chica noruega, una «au pair» que estará tres meses, aprendiendo español, y ayudando en las tareas de casa. Es muy abierta, y no le importa ir, y que nosotros vayamos, medio desnudos por casa. Es rubia y con una figura espléndida. Con curvas que marean y labios gruesos que invitan al sexo.
Al segundo dia, al llegar del trabajo, las encuentro a ambas compenetradas, intentado entenderse en español. Es verano y estaban con ropa interior. Les digo «voy a la ducha a quitarme el sudor». Veo que no hay ninguna toalla, pero pienso que quizá es una buena situación. Cierro la mampara y mientras me cae el agua, oigo la puerta. Pienso que Miriam, tan organizada,me trae una toalla y me pongo caliente. Haré que se quite sujetador y braguita y se duche conmigo. Tengo ganas de cogerla sin esperar a la noche. Y mi miembro ya fantasea con ello. Abro la mampara, me giro para que me vea y, para mi sospresa, veo a la «au pair» (Ingrid se llama), con su escultural figura apenas tapada por una braguita azul celeste y un sujetador a juego, pequeño para la generosidad de los pechos. Me dice «oh perdona, Miriam me manda a darte la toalla. Mi sorpresa y la vista de Ingrid (espléndida) hacen que mi incipiente erección se complete. Se pone roja,me da la toalla, se vuelve y se va, con sus maravillosas nalgas contorneándose. Desisto de hacerme una paja, pensando en la noche y en mi esposa.

Me pongo un pantalón de pijama, y salgo a cenar. Las encuentro riendo y felices. Miriam me dice que rien de mi sospresa en la ducha, y que Ingrid la felicita por tener un marido con tan buen artefacto entre las piernas. Tengo otra erección que se nota, y al verlo son felices.
Vamos a las respectivas camas, y esa noche tenemos una sesión de sexo de varias horas. Con muchos orgsmos y gritos de placer. sólo al desnudarnosya veo los senos de Miriam erectos y duros. Los succiono fuertemente y ella ya tiene sus dos primeros orgasmos, coincidiendo con la secreción de líquido mamario, que me vuelve loco. Con una verga empinadísima, me la coge, acaricia, y comne con fervor. Después me la pone entre sus dos enomes pechos y me fricciona el pene hasta que me corro en sus tetazas.
Después se pone en posición de perrita, a 4 patas. Sabe que tengo una buena virilidad y tengo 3 ò 4 erecciones por noche. Las últimas las más esplendidas. Le cogo sus enrvantes pechos por detrás, y le pongo el ariete a la entrada de su cueva, ya mojadísima. Entro con alguna dicultad, por el grosor de mi capullo, pero muy bien por la lubricación de Miriam. Vuelve a gritar y gemir, y mientras voy introduciéndome hasta las mismas bolas, tiene otro ruidoso orgasmo. Como vivimos solos no nos refrenamos nada. Me dice «amor, bombea sin parar, quiero tu leche». Decho sus tetazas, la cogo por las caderas y me aydo en ellas paraun mete, saca, sin fin. Estamos hoy en plena forma. Nuestros gritos deplacer son continuos. En estas, como estamos de cara a lapuerta, oimos que se abre y aparece sigilosamente Ingrid. Impresionantemente desnuda. Se pone en la butaca, se abre de sus preciosas piernas y se empieza a masturbar, también con abudantes jadeos. Nos quedamos jalados Miriam y yo. Entoces Ingrid nos ruega que sigamos con nuestro amor, que ella es muy feliz viéndolo y escuchándolo. Que en su país son más fríos. Nos lo pide y también con sus jadeos in crescendo. Le digo a Miriam, más empalmado que nunca: «Vamos allá» Bombeo durante una eternidad a mi esposa, con fuerza, y placer. Miriam tiene tres orgasmos más, e Ingrid por lo menos los mismos. Y con el mismo griterío. Yo, por mi parte, en plena forma, me vacío con enormes chorros en mi mujer dos veces más. Caemos los tres extenuados.
Ingrid nos dice:»puedo dormir,sólo dormir, co vosotros?». Le respondemos que encantados. Salgo de la cueva de placer de Miriam con un nuevo empalme. Pero sólo nos metemos desnuditos en la cama nupcial. Yo en medio, a un lado Miriam de culo a mí, frotándome el vergote. Al otrolado Ingrid, de cara a mi, con susenormes senos en mi espalda, apretados, y su sexo caliente clavado literalmente ami culo. Aprentando ambas todo lo que pueden. Mi verga se pone en forma pronto y la deposito entre las nalgas de mi mujer, que me aprieta todas mis viandas. Así medio dormis y medio nos despertamos para apretar los respectivos abrazos.
A las 8 suena el despertador, Por suerte es sábado. Con el despertar se renuevan los abrazos. Ingrid sus tetazas y el clítoris y todo lo demás. Me empalo rapidamente, y Miriam lo nota en sus nalgas. Levanta una pierna y me pide un coito anal. Con cuidado pongo mi grueso capullo en el dilatado ya culito de Miriam y se lo introduzco. Ella grita, solloza y pide más. En estas Ingrid me abraza más con sus tetas. Finalizo la introducción anal al completo. Es bestial. Vuelvo a estar en una forma espléndida. Ejecuto un mete-saca, entrelos sollozos y dos orgasmos de Miriam. E Ingrid me susurrea: «pìdele permiso a Miriam permiso para hacerme toda tuya, por favor, por favor».
Cuan Miriam estás satisfecha, nos levantamos los tres. Yo, con una imagen para no describirla. Con un cipote enhiesto com nunca, grueso, larguísimo y durísimo. Incluso me duele. Pedimos ambos al unísono permiso a Miriam para satisfacer a Ingrid, y claro a mí que me muero de ganas. Ya se nota, claro.
Mi amada, dulce y comprensiva mujer (cada día la amo más), contesta que claro que sí, que Ingrid tiene derecho. Que yo doy para todo. Encantadoramente dice que va a preparar un gran desayuno para cuando Ingrid se haya satisfecho y haya tenido su ración de leche donde ella quiera.
Ingrid sin dejarme mover, se arrodilla a mis pies, coge el vergón, y se lointroduceens labios enormes. Besa, succiona y paladea. Antes de venirme, le digo si quiere ser mia. Dice que sí gritando. Me deja la picha, se auesta en la cama, abre sus presiosas y largas piernas, y me pide que la posea. Pongo mi grueso capullo en su vagina, aprito y se va metiendo con dificultad. Me vuelve loco. Ella grita «más, más, lo quiero todo, a fondo» Voy metiendo el miembro (creo que nunca lo he tenido así de grueso, pienso en el de un caballo). Entra con difultad, per ella grita que siga. Así, con un placer mutuo nunca visto, llego al final de su cueva nórdica. Super acogedora. Hasta darle con mis huevos hinhadísimos en sus labio mayores.
El bombeo, el mete-saca, dura más de media hora. Tres orgasmos estuondos de ella, y pidiendo más. A mi tercera corrida, enormemente larga y lechosa, como nunca, quedo exhausto, vació. Hemos tenido esta último orgsmo al unísono. Mi corrida ha durado más de 3 minutos. Los gritos de ambos lo mismo.
Nos levantamos, i con sólo sus bragas y mis boxers vamos a la cocina. Miriam,cuanto te quiero, ha hecho un super-reparador desayuno para los tres, nos comenta que ha tenido que masturbarse al oirnos, y que a partir de la siguiente noche, y mientras durenlos tres meses de estancia de Ingrid, dormiremos los tres juntos (es un decir)
Te quiero Miriam, mucho. Serás siempre la mujer de mi vida, con tus enormes tetas, tus mejillas cariñosas y sonrientes y tus ganas de gozar cada día del amor conmigo.

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