Mi mujer disfruta calentando machos

Mi mujer disfruta calentando machos, y les muestra partes de su cuerpo para que se masturben contemplándola…

Por si no leyeron mi relato anterior, les recuerdo que estoy casado con Pilar. Se trata de una rubia hermosa, muy sexy y provocativa, con una boca alucinante de labios carnosos. Mide 1.75mts, con un cuerpo firme para sus 35 años muy bien llevados, piernas largas perfectamente modeladas por los deportes, que rematan en una cola empinada y acentuada por su estrecha cintura.

Hace unos años corregimos el detalle de su busto pequeño con implantes de siliconas que le sientan maravillosamente y me han dado grandes satisfacciones, ya que su excelente tamaño le brinda la posibilidad de practicarme una fenomenales turcas…

No hace falta que se lo pida especialmente, todo lo contrario, me conoce tanto y se transformó en una hembra tan abierta sexualmente que le encanta poder dar placer con algo que, hasta hace poco, la acomplejaba.

Somos una pareja voyeur-exhibicionista que en los momentos de mayor calentura exteriorizamos todo lo que soñamos, y en vez de sofocar nuestros deseos para no contradecir los padrones de convivencia social incorporamos fantasías que funcionan como afrodisíaco.

Fue así que una calurosa tarde de verano tuvimos la oportunidad de transformar una de ellas en realidad. Mi esposa estaba especialmente inquieta y propuso tomar sol en la piscina de casa, pese a que no la utilizábamos desde que una obra en construcción vecina arruinó la intimidad de nuestro solarium.

A Pilar le encanta tener la piel bronceada pero también provocar a los hombres, y para ello me deslumbró con un atuendo casi escandaloso: top y micro-short muy ajustados que apenas alcanzaban a cubrir un micro bikini blanco traído de Brasil.

Nos acomodamos en las reposeras y al poco rato, como era de esperar, del edificio de departamentos en construcción contiguo comenzaron a asomarse las cabezas curiosas de los obreros.

Debo reconocer que la situación me descolocó un poco, una mezcla de sensaciones me invadía. Por un lado el fastidio de no poder disfrutar del descanso en mi propia casa, y por otro la excitación de saber que mi mujer era fisgoneada por algún viejo verde o un joven con el sexo afiebrado que se regodearía con su figura.

Quizás no había prestado demasiada atención o porque fingió indiferencia, la cuestión parecía no incomodarla demasiado, más bien todo lo contrario, se mostraba especialmente cariñosa y hasta se inclinó sobre mí para regalarme largos besos de lengua mientras erguía su precioso culo hacia nuestros vecinos que comenzaron con los primeros susurros y hasta algún silbido de admiración.

Como en un pacto tácito no acordado, al poco rato le comuniqué que me retiraría a dormir la siesta, sabiendo que la dejaría totalmente expuesta a miradas indiscretas y poniendo a prueba su habilidad para exhibirse sin pudores. Nuestro cuarto se encuentra en la planta superior y posee un amplio ventanal al jardín, por lo que pude acomodarme tras las cortinas para curiosear con morbosa atención sus movimientos al borde de la piscina.

Lo que siguió fue un espectáculo digno de una película erótica. Pilar, desentendida de quien la pudiera estar espiando, se comenzó a untar el cuerpo con crema bronceadora. Lo hacía todo muy lentamente, con movimientos perfectamente calculados, deteniéndose especialmente en la parte alta de sus muslos y masajeando con insistencia el nacimiento de sus pechos rotundos, que iban quedando brillosos por la humectación.

No pude evitar bajar la mano y tantear mi bulto que ya había adquirido un tamaño considerable, como cada vez que mi mujercita se exhibe tan puta. El short tan pequeño se le metía en la zanja, entre los cachetes de la cola, y dejaba al descubierto la mitad de su culo rollizo y firme. El top, excesivamente justo, aprisionaba sus tetas que se marcaban perfectamente sobre la fina tela.

Los muchachos de la construcción ni habrán soñado poder disfrutar de semejante espectáculo!. Una rubia de cuerpo escultural, senos grandes, cola redonda y piernas firmes que los provocaba con toda su carga de sensualidad.

Pasado un rato subió a la habitación; al verla venir disimuladamente me acosté y fingí dormir, aunque en realidad estaba totalmente cachondo imaginando hasta donde sería capaz de llegar con su osadía.

Pilar se acomodó a mi lado, fue directamente a buscar mi verga inflamada y, sin mediar palabra me empezó a hacer una mamada como solo ella sabe. Succionaba mi pene con pasión, ayudándose con la mano que imprimía un movimiento de vaivén, mojándolo completo con su saliva y mirándome a los ojos de manera lujuriosa.

A esa altura deliraba de tensión, ya me encontraba a punto de estallar cuando se detuvo para comentarme, con el glande de mi poronga todavía apoyado en su labio inferior:

-“¿¡No te imaginas lo que acabo de ver!?”

Su tono de voz delataba la actitud de quien tiene la necesidad de confesar de inmediato algo morboso…

-“¿Qué?”

-“Varios de los obreros que me espían desde el edificio vecino se pasan la mano por la entrepierna y hacen señas para que me siga quitando la ropa!”

-“¿¡En serio!?- no lo podía creer, la excitación me aceleró el corazón aún más.- ¿y vos qué hiciste?”

-“¡Nada! ¿Qué quieres que haga? Me vine para acá y listo. Están como locos, parece que nunca vieron una mujer en short y remera!”

-“Es que el short y el top que tienes puesto, querida, resucitan a un muerto! ¿Te animás a sacártelos y quedar en malla, directamente?”

Nos miramos a los ojos y sonreímos. Un silencio cómplice inundó la habitación.

– “Si, no hay problema. Al fin y al cabo es nuestra casa, a mi me excita un poco esa idea, aparte no creo que haya nada de malo en eso…

– “Pues no, yo pienso que no estaría mal”.

-“Tu crees?”

-“Claro, si te gusta tomar sol me parece lo más normal del mundo que lo hagas en traje de baño, mi amor…”

Mientras hablábamos de eso le sobaba las nalgas y ella me continuaba acariciando el pene. Entonces reclamó:

-“Chupame las tetas, que vuelo de calentura”

-“Vení, yegua, que me enloqueces”

-“Oye, ¿de verdad crees que no estaría mal si bajo a la piscina y quedo en tanga?

– “Me encantaría! porque cuando vuelvas a subir estarás mas caliente y te podré seguir mamando estas tetas”.

-“ Tal vez tengas razón”

-“Es mas, si vas y les ofreces un pequeño show no estaría mal, te puedes tardar unos cinco minutos si quieres, o a lo sumo diez, pero con la condición que cuando vuelvas me cuentes, te dejes mamar y que agarre tus nalgas”.

– “Mi puerquito, estás loco!”.

– “Tal vez, pero deseo que te animes así terminas de calentarte y dejo que me montes como a ti te gusta”.

– “No se…”

– “Dale, decídete que ya sabes lo que te espera”.

-“Bueno, está bien”.

Seguimos excitándonos, rozándonos con cariño, para después comenzar a alterar la forma de besar y dar paso a juegos de lengua con manifiesta malicia. Simultáneamente me masajeaba el miembro que respondió en forma inmediata, y cuando lo volvió a poner como ella quería pasó a chuparlo, deslizando su lengua por la cabeza de mi palo, haciéndome delirar con tamaña habilidad.

Me terminé sacando el calzoncillo y la camiseta, para quedar completamente desnudo. Ella retiró su top, se quitó el corpiño, y atrajo mi cara de manera enérgica para hundirla entre sus melones. Los comencé acariciando con suavidad, pero la tentación era irresistible…

-“Dejame mamarte las tetas antes que te vayas”. Entonces se acercó, e inclinándose dejó que le de un beso a su pezón izquierdo, lo metí entre mis labios un segundo y le indiqué:

-“Ahora, el otro”.

Se volvió a inclinar y apuntó con el otro pecho a mi boca, lo besé y me entretuve un segundo succionando su pezón erecto con avidez. Ella suspiraba feliz, y se la notaba demasiado caliente, antes de irse se acercó y me dijo:

– “Bueno, me tardo diez minutos y luego vengo”.

Esperé un rato tendido en la cama, y cuando calculé que ya debería estar en el solarium nuevamente, me acerqué a la ventana. Mi pija dio un respingo! Se la veía maravillosa tendida en la reposera, ya despojada del short y el top, apenas cubierta con su minúscula tanga blanca que contrastaba sobre la tersa piel bronceada.

Se puso de pie e inició un paseo despreocupado alrededor de la piscina, procurando ser observada desde todos los ángulos. La adiviné súper ansiosa y excitada, quizás con un poco de miedo, mostrándose casi desnuda frente a machos deseosos porque en el fondo sabe que esto nos provoca e incentiva.

Yo miraba sin saber que hacer. Con una mezcla de excitación, celos y morbo, lo único que sabia es que se me había parado la poronga. Verla tan resuelta y desprejuiciada me hace hervir la sangre, intento contenerme pero es inútil: me masturbo con desesperación intentando aliviar mi calentura contenida. Cada tanto se agacha de manera casual y enseña su cola deliciosa, totalmente expuesta para realzar la minúscula marca del bikini.

¿Que estará sintiendo Pilar, al saberse tan deseada?. Habrá reparado en alguno de ellos?. Será capaz de sostener este juego voluptuoso? Se sumerge en el agua, y cuando por fin sale parece una diosa que corta el aliento. Los pequeños triángulos de su corpiño cubren muy pobremente sus pechos generosos que pugnan por escaparse. La tela humedecida de la tanga blanca deja translucir sus pezones y marca cada detalle de los labios de su vulva completamente depilada.

Ahora si, decidida a explotar al máximo su lado exhibicionista se tira boca abajo en la reposera, y como si no alcanzara con el espectáculo que brinda se entretiene acomodando la tanga hilo dental, que atrás es solo una mínima porción de lycra que desaparece entre sus nalgas. Quiebra la cintura y empina su adorable culo para masajearse en alevosa provocación los cachetes, la miro sin poder creer a lo que es capaz de llegar…su pose resulta una invitación explícita a penetrarla.

Parece descabellado, pero la situación me resulta sumamente excitante: mi mujer se muestra sin pudores y despierta los ratones más perversos en los hombres que la vigilan. Me toco pensando que voy a gozar de ese cuerpo, pero también me estimula imaginar que la podría compartir con alguien más…

Así pasaron varios minutos, y no fue sino hasta mucho después cuando oigo los pasos de Pilar. Llega, cierra la puerta, se mete a la cama y me dice:

-“¡Ay amor, me alteraron completamente esos cuarenta minutos abajo, ojalá se pudiera repetir! mira, tócame”.

Bajo la mano y avanzo dentro de su tanga, siento la firmeza de su vientre y toco su empapada vagina con los gruesos labios inflamados de placer, meto dos o tres dedos en esa rica cueva para encontrarme con el regalo de su humedad viscosa…

–“Estás deliciosa!, dime que pasó?”

_”En un momento dirigí la vista al edificio y me llamó la atención un muchacho fornido acomodado en un balcón, el más joven de los obreros había sacado la verga del pantalón y se pajeaba viéndome en tanga” no pudiendo contener la emoción agregó:

-“¡No sabes lo grande que la tiene!”

Me senté en la cama con la poronga palpitante y ensayé una fingida escena de celos:

-“¡Ah, bueno, lo que falta ahora es que te lo quieras follar para aliviar su sufrimiento!”

-“No seas desubicado! ¿No te da lastima, pobre, el masturbándose mientras me tienes acá dispuesta para lo que necesites?” tomó mi miembro y mientras lo meneaba me dijo al oído:

-“¿Y, quién es el pajero ahora?”

Continuó agarrando mi verga que estaba grande y gruesa. Empezó a bajar y subir mientras con la otra mano me tocaba los huevos. Estaba súper mojado, noté como brotaba el líquido transparente que lubricaba el miembro y humedecía su mano.

Me gustan sus caricias, me gusta verla con el traje de baño que la hace más sexy todavía y sentir su mano que excita mis puntos sensibles con sabiduría, llega hasta el límite exacto donde no tengo retorno, y cuando estoy a punto de acabar desacelera el ritmo y posterga el momento del éxtasis.

Su cara demuestra la fascinación de tenerme a su disposición. Se mueve rápido y de pronto la tengo subida a horcajadas sobre mí. Aparta solo un poco la bombachita de su tanga y acomoda la bulbosa cabeza de mi verga entre sus piernas. Me rodea con sus brazos, y mientras me besa el cuello poco a poco se sienta sobre mi sexo que la recibe erguido. Deslizo los breteles del corpiño y hundo la cara entre sus pechos, mientras la boca atrapa sus pezones. Mis manos se apoderan de su cuerpo, comienzan por la estrecha cintura, acarician sus hermosísimas y redondas caderas y van bajando hasta encontrar su trasero. Puedo sentir la tensión de sus glúteos, los aprieto con ansias y eso la hace estremecer, arrancándole gemidos de placer,

Hago y deshago a mi antojo pero Pilar acelera el ritmo, y mientras me cabalga con más fuerza ordena:

-“Quiero toda tu pija, métemela hasta el fondo ahora, que no doy más de la calentura!!!”

Escucharla así era lo que me faltaba para terminar…

-“Partime turro, que no aguanto mas!!!” Y no era un susurro suave, era casi un grito.

Su concha está mojadísima, mi pija se desliza a su interior sin ningún esfuerzo, el mete – saca es fabuloso mientras mis manos atenazan su cintura y mi lengua se deleita con sus pezones. Siento tensarse el cuerpo de esta hembra fabulosa…los labios de su vagina apretándose alrededor de mi pija, mueve el cuerpo en círculos clavando sus cuidadas y puntiagudas uñas en mi espalda, y cuando presiente que voy a terminar se deja llevar por un demoledor orgasmo que la llena por completo. Mi pija inunda hasta el último rincón de sus entrañas con largos y gruesos chorros de leche que ella recibe con placer, mientras nos unimos en un nuevo y ardiente beso, con nuestras lenguas jugando inquietas en el interior de mi boca…

Nuestros movimientos se detuvieron y permanecemos abrazados con Pilar montada en mi verga por buen rato, hasta que poco a poco esta pierde rigidez. La saco, ya menos dura, y ella golosamente la agarra y se la lleva a la boca para lamer los restos que chorrean de mi pija

Agotados, nos estiramos a descansar, pero vuelve a tomar la iniciativa:

-“¿Te parece dormir un rato así te recuperas y me vuelves a llenar la concha de leche?”.

-“Y la boca?”

-“La boca, por supuesto… mmhh que rico!, te voy a mamar hasta dejarte seco”

-“Y ese culo de puta que me encanta…”

-“Y la colita también, degenerado”.

Se levanta sonriendo, camina rumbo al baño moviendo libidinosamente las nalgas… Nos lavamos y secamos mutuamente y volvemos al dormitorio, exhaustos pero satisfechos por haber transformado en realidad otra fantasía…

Si les gustó el relato y tienen algo que decirnos, espero sus comentarios en nuestra dirección de correo.

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